Todos los caminos llevan a Roma, se dice en alusión a la red de vías trazada por los romanos en tiempos del imperio, que sumaban unas 400 con más de 70 mil kilómetros de distancia, desde los cuatro puntos cardinales y que puede interpretarse de otras formas, por ejemplo: llegar a la misma conclusión con juicios diferentes.
Un número elevado de mexicanos tiene al sexenio de Peña Nieto en la mente como el más corrupto que haya conocido a lo largo de la historia del PRI, poblado por actos de esa naturaleza, cometidos por políticos que han manejado el destino de México, especialmente desde que el tricolor fue fundado en 1929.
Escuché a muchos decir que el ex presidente no tenía capacidad para resolver; que era demasiado inculto y carente de inteligencia; que es exageradamente cínico e irresponsable, pero eso sí, dotado de una gran decisión para agenciarse todo lo que significara dinero mal habido. “Peña Nieto llegó a la Presidencia a eso”, sentencian algunos.
La gente colige que más que demandar a los funcionarios de su gobierno trabajar para la ciudadanía, les pedía que inventaran formas de allegarle dinero y por esa razón, muchos lo hicieron con la idea de cumplirle para ganar su aprobación y aumentar su simpatía.
No resulta fácil negar una petición así a quien manda en un país como México y menos a quién invitó a ocupar un cargo importante a su gobierno. Digo como México, porque hemos visto mucho de una historia en la que los políticos que lo hacen se mantienen intactos o impunes.
Las cosas cambiaron drásticamente, a raíz de que el nuevo gobierno inició una cacería de quienes ocuparon altos puestos, para combatir la corrupción. Pero la gente esperaba y espera que, para eso, se apunte a la cabeza y se haga pagar las culpas a quien ordenó los desmanes cometidos y que, conforme a Derecho, también se castigue, de acuerdo con la ley, la participación de quienes obedecieron. La sanción sería diferente.
Pero parece que el ex Presidente se blindó con impunidad comprada a un costo demasiado caro: dejar a su partido reducido a casi nada y además repudiado por la población y no obstaculizar la llegada de AMLO a la Presidencia, quien de todas formas hubiera alcanzado la misma cantidad de votos y se hubiera tenido que reconocer su triunfo por apabullante.
Mientras, el ex mandatario exhibe su vida de esplendor, como si su mandato hubiera sido el más exitoso en la vida de los mexicanos.