Cada vez más mexicanos desconfían de las medidas que se adoptan en diferentes ámbitos del quehacer político y exponen convencidos, que muchas son parte del laboratorio para lo que vendrá, que se traduce en convertir el gobierno en una dictadura.
La semana pasada se habló ampliamente, aunque el tema aún no está agotado, de la actitud exhibida por el congreso de Baja California, con una oposición vendida, de acuerdo con políticos de toda clase y con opiniones populares, para que el acaudalado gobernador electo, Jaime Bonilla,, gobierne cinco años y no dos, como estaba previsto.
Se habla de que repartió algunos millones de dólares para que los legisladores prianistas declararan procedente la llamada Ley Bonilla, en una reunión a puerta cerrada, en Playas de Rosarito.
La gente está tan convencida de sus sospechas, que por más que el cuestionado político niega la compra de conciencias, piensa lo contrario. Curiosamente, ocurre lo mismo cuando el Presidente dice que no metió las manos en el asunto: muchos mexicanos creen que es un signo adelantado para imponer la reelección.
Pasa lo mismo con la llamada Ley del Garrote, aprobada por la mayoría morenista en Tabasco, que prohíbe las manifestaciones, repudiada ampliamente por la ciudadanía, por más que se han esgrimido en torno al evento los más absurdos argumentos, como asegurar que se trata de una “ley anti extorsionadores”.
Dicen también que dicha ley busca aumentar las penas para quienes bloquean las vías de comunicación, de 10 a 20 años.
Para muchos ciudadanos desconfiados, también se trata de un experimento en el laboratorio tabasqueño de Morena, para prohibir en un futuro cercano las manifestaciones en la ciudad de México y en otros lugares de la República, en las que los participantes suelen demandar la renuncia del Presidente.
Se antoja que debía ser lo contrario, toda vez que la actitud que coadyuvó para que don Andrés Manuel llegara a la Primera Magistratura, fue precisamente la protesta callejera. los asentamientos durante meses en el la Plaza de la Constitución y en Paseo de la Reforma, además de innumerables manifestaciones en diferentes lugares de la capital azteca.
También hay quienes piensan que las peticiones en Veracruz, de que el Presidente se reelija pudieron estar amañadas --parecidas a las consultas a mano alzada--, para comenzar a crear conciencia de que, llegado el momento, dicho grito sea más nutrido.
