¿Será más importante tirar el mando de un estado por la dirigencia de un partido abatido, sin fuerzas, sin credibilidad, repudiado, despreciado, denigrado, apestado y todos los adjetivos descalificativos que le quiera agregar?
Se trata del PRI, otrora codiciada escuela de políticos que cayó al “despeñadero” gracias a los pésimos oficios de un Presidente que antepuso grandes esfuerzos para sepultarlo, sin que parezca haberse dado cuenta de la traición a sus correligionarios. Sin el mínimo remordimiento.
Se trata del gobernador de Campeche, Alejandro Moreno Cárdenas, quien pronto se convertirá en presidente del CEN del agonizante PRI, con penetrante tufo a cadáver, con el apoyo de 11 gobernadores que seguramente buscan aterrizar en algún cargo, una vez que se les agote el tiempo en el que ahora ostentan.
Se trata de Claudia Ruiz Massieu, mala dirigente como su antecesor, sin brillo propio y encumbrada a puestos políticos que nunca imaginó, por obra y gracia de su poderoso tío, quien la ponderó a sabiendas de su falta de oficio y talento, para un desempeño mediocre.
Se trata del partido que se convertirá en comparsa del Presidente de México. Pese a que últimamente lo han negado, es secreto a voces, desde hace tiempo, que una vez que “AMLITO” se haga cargo del mismo, entregará generosamente su voluntad. Tal vez eso le resulta atractivo.
Quizá espera obtener excelentes dádivas. No es posible adivinar por qué está exultante y decidido a abandonar a sus paisanos, a quienes colmó de promesas durante su campaña y ahora se muestra capaz de abandonar todo, desde éstas, hasta los trabajos iniciados, que dejará inconclusos.
Ivonne Ortega, también aspirante a la dirigencia tricolor, sostiene que el ex Presidente Peña Nieto pactó con AMLO, que el partido se convierta en satélite de Morena. No se conformó con hacer pedazos a México ni a su partido.
Seguramente, existe ese acuerdo del que muchos hablan: del olvido de todos sus ´pecados, a cambio de portarse bien durante los comicios presidenciales, así como de incluir la sepultura del órgano que tanto le dio.
“AMLITO” está crecido. Baladrón. Criticó severamente al doctor José Narro, seguramente la única figura que aglutina todos los méritos para conducir al partido moribundo a una cirugía exitosa. Inteligente, decente, culto y bien intencionado. Como no hay más que complejos enanos, hay que hablar mal del gigante que lo supera en todo.