Política

Caprichos

Una cantidad enorme de ciudadanos asegura que cambiar la construcción del aeropuerto, de Texcoco a Santa Lucía, gracias a una consulta popular amañada, que no convenció a nadie, obedece sólo a un capricho del Presidente López Obrador. 

Tal vez son los mismos mexicanos que ahora opinan que el pleito con el Poder Judicial se transformó en otro capricho, debido a que el segundo no dobló las manos ante la decisión presidencial de bajarle los sueldos, de acuerdo con su medida de que nadie puede ganar más que el Primer Mandatario.

Ante este anuncio, es posible que se esperara una reacción parecida a la que asumió el 1994 Ulises Schmill Ordóñez, entonces Presidente de la Corte, quien aceptó con mansedumbre la iniciativa de Ernesto Zedillo, de reducir el número de ministros, de 26 a 11, porque eran muchos.

Por eso, ahora uno de los principales y más radicales corifeos del mandatario: Félix Salgado Macedonio, propone la liquidación de los ministros y aludió la acción de Zedillo. Sin ver la viga en su ojo, llamó “rastrero” a Dante Delgado, por festejar la decisión del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, de fallar en Puebla, a favor de Martha Érika Alonso.

En 1994, no faltó quien calificara la acción presidencial en contra de la Corte, como un golpe de estado. Y si para el guerrerense Salgado Macedonio, esa es la solución, entonces que se reduzca nuevamente el número de ministros a unos cinco. Pero hay que predicar con el ejemplo, porque finalmente eso es lo que convence, más que cualquier argumento.

Que reduzcan el número de diputados y senadores zánganos, que sólo van a las cámaras a aplastarse en sus curules y a levantar la mano cuando sus coordinadores les ordenan, sin enterarse siquiera de por qué la levantan. Que dejen sólo a los que participan en la tribuna. El pueblo quedaría asombrado de la mínima cantidad que lo hace: 10 por ciento en cada una. Invito a contarlos.

Que se olviden de los súper delegados y dejen en paz a los gobernadores, a quienes sólo habría que vigilar y castigar en caso de mal distribuir el presupuesto, para evitar émulos de los ladrones del sexenio que apenas terminó.

No es posible. Lo que parece más importante es someter al Poder judicial a los designios y caprichos del que manda. El legislativo no es problema. Ya está debidamente domesticado. En el caso de los súper delegados, son necesarios para avanzar en la conquista del poder absoluto.

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Armando Ríos Ruiz
  • Armando Ríos Ruiz
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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