Es una realidad que la calidad de vida actual es mucho mejor que la de nuestros antepasados tomando como referencia la esperanza de vida que a partir del año 1500 en adelante alcanzaba de 30 a 45 años, en comparación con los 72 años para los hombres y 78 para las mujeres que para el 2022 se alcanza como refiere INEGI.
Detrás de muchos indicadores se encuentran los descubrimientos científicos que han transformado al mundo.
Hace apenas unos años no se conocía la estructura del ADN, ni pensábamos en contar con una computadora en el bolsillo que además de permitir la comunicación resolviera muchos tramites y procesos; la alimentación y las normas de higiene que la ciencia nos ha dictado han mejorado nuestra convivencia y sobrevivencia, simplemente los médicos comenzaron a lavarse las manos antes de la cirugía a mediados del siglo XIX, entendiendo gracias a la ciencia que existían microorganismos microscópicos que transmitían enfermedades.
Muchos de los múltiples conocimientos derivados de la ciencia se atribuyen a los científicos, en su mayoría hombres, a quienes se les reconocen o adjudican estos logros.
¿Cabe preguntarse qué ha pasado con la participación y reconocimiento a la capacidad e inteligencia femenina en estos procesos que persiguen la búsqueda del conocimiento y que han transformado la forma de ver y vivir el mundo?
La ciencia también esta asociada a la interacción de factores sociales, culturales, económicos y políticos que han incidido en la educación y la formación académica de las niñas y mujeres, pues el acceso a la educación formal era fundamentalmente masculino, y las mujeres en su gran mayoría se educaban para el hogar.
La educación formal femenina, inició a principios del siglo pasado con limitantes, incursionar en la ciencia ha tomado mayor tiempo.
Al margen de los ejemplos de mujeres científicas que han abierto brechas, actualmente a nivel mundial las mujeres solo representan un tercio de la comunidad científica y solo el 3% se forman en disciplinas científicas. En México solo el 37.3% del total de los integrantes del padrón del SNI son mujeres y aunque la matrícula femenina es mayor en universidades, es escasa la participación en las áreas de la Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas.
Es prioritario eliminar estereotipos y procurar que las niñas y jóvenes encuentren en la ciencia un motivo de vida y superación personal.