La Educación Encierra un Tesoro, lo consigna Jacques Delors en la obra publicada por encargo de la UNESCO en 1996 como resultado de los estudios de la “Comisión Internacional sobre la Educación del Siglo XXI”
Privilegiar ese Tesoro, significa para una familia o comunidad, además de su convencimiento, realizar grandes esfuerzos, pues a veces hay que elegir entre acudir a la escuela, trabajar o invertir el recurso del traslado o gastos propios de un proceso educativo familiar o personal, en la alimentación.
En este siglo hemos enfrentado múltiples retos que han sido atendidos de manera más esperanzadora gracias a la ciencia y al conocimiento de quienes les fue posible transitar por las aulas, y que cumplieron el largo proceso de una formación profesional, estas personas están respondiendo a la resolución de problemas de manera analítica y sustentada, ante la información y conocimientos teóricos y técnicos que de manera masiva están hoy en día al alcance.
Aunado a los procesos cognitivos que la educación brinda se encuentran los aspectos éticos y morales cuyo espacio de práctica y aprendizaje encuentran lugar también en los ámbitos educativos. Estos aspectos han dejado de considerarse cada vez más, ante la falta de preparación y conocimientos que actualmente carece nuestra sociedad por lo que es complejo construir comunidades con sana convivencia.
Ante estas ausencias formativas, la violencia encuentra un adecuado sustrato que se manifiesta en todas sus expresiones impactando la calidad de vida de múltiples comunidades. Al margen de las acciones para atender este reto los registros de violencia incrementan, ¿podrá ser la ineficiencia, incumplimiento de las leyes y normas, falta personal de vigilancia? incluso existen políticas públicas, se presentan demandas y manifestaciones. ¿Será la violencia en los humanos un factor genético, conducta adquirida, sobrevivencia? Hay planteamientos de, filósofos y psicólogos como Bandura, Montagu, o Nicolai en su obra “Biología de la Guerra” que pretenden explicarlo. Pero una opción de fondo para atacar de raíz este mal es la Educación tan mal considerada en nuestro país, con escasos recursos y para empeorar con la mayoría de Escuelas de Tiempo Completo cerradas.
Así la Educación seguirá siendo un Tesoro cada vez más inalcanzable para el intelecto y para la formación de valiosos y necesarios seres humanos.
Arlette López Trujillo
Facultad de Estudios Superiores Iztacala UNAM