Para construir entornos de equidad e igualdad de géneros, visibilizar las investigaciones que realizan muchas mujeres dentro de las universidades es una actividad permanente; sobre todo de las propias científicas que ahora están buscando reivindicar el importante papel que tienen dentro de la sociedad.
Por muchos años se invisibilizó el papel de las mujeres en la ciencia, como producto de los prejuicios y mecanismos de control patriarcal hacia las mujeres. Empero ahora con la publicación de sus hallazgos, descubrimientos e investigaciones; el papel de las mujeres científica está tomando un papel en la agenda mediática y de gobierno.
En 2014 se abrió esta discusión sobre la desigualdad en las oportunidades que reciben las científicas en el ámbito laboral y académico. El libro: “¿Legitimidad o Reconocimiento? Las investigadoras del SNI. Retos y propuestas” que derivó del Primer Congreso de Investigadoras de Sistema Nacional de Investigadoras se convirtió en un referente para comprender la inequidad y desigualdad de género en el entorno científico. En este año, se presentaron 242 ponencias de investigadoras, así como150 carteles de investigación elaborados por las estudiantes de posgrado (maestría y doctorado) cuyos programas se encontraban acreditados por el Conacyt.
Con esta apertura en discutir los temas de equidad de género en la ciencia y la tecnología, se construyó un espacio para el debate y deliberación. Se realizó el segundo congreso en la Universidad de Guadalajara y el tercer congreso en la Universidad Autónoma de Nuevo León en 2016. Hubo un impasse, para la reflexión y el descanso. Ahora años después en el Cuarto Congreso de Investigadoras del SNI, a desarrollarse este año, en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, los días 10, 11 y 12 de noviembre; se plantean muchas expectativas sobre las cuales es preciso analizar cómo se ha avanzado y cuáles son los retos que tiene las investigadoras en nuestro país y en Iberoamérica.
En principio, se está reconociendo paulatinamente que las mujeres científicas además de trabajar en sus proyectos, impartir clases y generar conocimientos en las distintas disciplinas de su campo; tienen una doble jornada en el hogar que implica un esfuerzo para cumplir con las metas y las aspiraciones de cada una de ellas. Si bien es cierto que se ha incrementado el número de mujeres en las universidades, sigue existiendo un rezago en las áreas consideradas para varones por su complejidad.
Por ello, el movimiento Steam (science, technology, engineering, art and mathematics), busca sensibilizar a los gobiernos, a las universidades y a la propia sociedad; sobre la importancia de que las mujeres participen también en carreras vinculadas con la ingeniería, ciencia, tecnología y matemáticas.
El Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO) dio a conocer que en nuestro país solo 3 de cada 10 profesionistas que eligieron alguna carrera relacionada con la tecnología, matemáticas, ciencia e ingeniería (STEM, por sus siglas en inglés) son mujeres. Este campo ha sido ocupado históricamente por los hombres, pero ahora después de varios congresos, foros, investigaciones y movilización activa de las mujeres está cambiando el panorama académico.
Existe una brecha de género en la ciencia que se está acortando, cada vez son más las mujeres emprendedoras, empoderadas y fuertes que participan en la deconstrucción de estos roles. Los techos de cristal se están rompiendo.
Logros y grandes expectativas
Sin duda, se ha incrementado el número de mujeres que pueden dedicarse libremente a la ciencia, por su interés y genuina posibilidad de participar en los procesos productivos de nuestro país. El modelo de penta hélice impulsado como una política de Estado en México, busca generar valor sustentable (bienestar social y cuidado ambiental)a través de la gestión racional de recursos de ciencia, tecnología e innovación y la vinculación efectiva del ecosistema de conocimiento. Las mujeres científicas, por tanto, tienen una gran tarea: incidir con sus investigaciones en el desarrollo social, político y económico de nuestra nación.
El modelo pentahélice significa unir al gobierno con la academia, industria, medio ambiente y por supuesto la sociedad. Son estos actores sociales los que permiten que se logre una armonía en generación de conocimiento; porque se busca incidir en las personas.
Pueden ser los campesinos, obreros, productores agropecuarios, tecnología y conocimiento. Los grandes problemas nacionales pueden encontrar una gran diversidad de opciones en el entorno académico.
A raíz de la discusión que se abrió sobre el papel de las científicas, muchas universidades construyeron políticas compensatorias de género para la ciencia, como por ejemplo: realizar talleres, foros, pláticas y debates sobre cómo insertar a las mujeres en la búsqueda del conocimiento. Pero también se construyó con el nuevo modelo de pentahélice, una oportunidad para que las empresas, las organizaciones y los gobiernos promuevan la generación de proyectos productivos, investigaciones aplicadas y por supuesto, proyectos autosustentables.
Pero si bien es cierto que hay avances, es necesario construir redes de investigación, para las mujeres a través de los Cuerpos Académicos de las distintas universidades puedan participar activamente y colaborar en sus proyectos de investigación.
Es preciso generar también redes de apoyo, mentoría para las investigadoras jóvenes que buscan incorporarse a este movimiento de equidad e igualdad en la ciencia. Por ello, en este Cuarto Congreso de Investigadoras del SNI y de Iberoamérica, se busca impulsar acciones compensatorias para la equidad de género. Es preciso contar con más becas, capacitación y espacios para la interacción y colaboración de hombres y mujeres en la ciencia.
También se busca que las ponentes del congreso, aporten soluciones a los problemas post pandemia, desde la visión social, cultural y psicológica; hasta el uso de nuevas tecnologías médicas.
De acuerdo con cifras de la UNESCO a nivel mundial, se estima que, aunque las mujeres representan 33 por ciento de todos los investigadores, sólo 12 por ciento de los miembros de las academias científicas son mujeres.
Romper con los mitos y limitaciones
Por lo tanto, en el Cuarto Congreso de Investigadoras se busca interactuar, proponer acciones y generar una sinergia de organización para el bienestar colectivo. Desmantelar prejuicios y limitaciones; acabar con el “techo de cristal”, para generar mecanismos de ascenso en las mujeres tanto en su carrera profesional; como en el reconocimiento en sus espacios de trabajo.
También culminar con el “piso pegajoso” que existe en la sociedad, con estereotipos que limitan la actividad de las mujeres, creencias familiares, culturales y políticas que han limitado el accionar de las mujeres en distintos campos. Y, por último, enterrar el “efecto Matilda” que se entiende como es un prejuicio en contra de reconocer los logros de las mujeres científicas, cuyo trabajo a menudo se atribuye a sus amigos, jefes o instituciones. En este congreso al que están invitados todos, se buscará aportar soluciones y derribar estas limitaciones que históricamente se construyeron.
Angélica Mendieta