Esta es la mejor época del año para pasear por las calles de nuestras ciudades de “mosaicos y ladrillos, ecos del Medio Oriente” como se tituló la conferencia y paseo organizada por la ULSA Laguna como cierre de la Semana Internacional de, los Museos 2016.
Caminar para buscar tras una bugambilia, una casuarina o un pinabete, un guardapolvo de mosaico tipo Talavera Poblana, un marco de ventana con mosaicos amarillos y verdes, un piso de cochera de los años 40, una fuente pequeña o una banca de mosaico frente a la AlamedaVivimos en ciudades influenciadas por la cultura del Medio Oriente, construcciones del semi desierto con edificaciones de ladrillo que recuerdan a callejones de Teruel o Córdoba en España, la belleza de la humildad de la tierra sobre tierra, en “esta pequeña pampa abierta al sol y al vendaval de mayo”, escribió el doctor Carlos Montfort Rubín hace más de 40 años, ciudades bellas tras sus cortinas de tierra.
Podemos caminar el cuadro que va de la calle Ramón Corona a la Alameda, entre las avenidas Ocampo y Carranza, un paseo espléndido para cualquier sábado de junio, veremos casas de ladrillos, remates con artesonados impresionantes, pisos de mosaicos a la vista, banquetas de dos metros de ancho, sorpresas a la vista como la casa de la esquina Morelos y calle Eugenio Aguirre, o la casona de la avenida Ocampo y la privada Rayón, con un restaurante que guarda pisos de mosaicos bicolores.
Otra ruta va de la misma calle Ramón Corona hasta la Valdés Carrillo, con las ruinas del restaurante Apolo Palacio, el hermoso vestíbulo del hotel Galicia, el piso del café La Copa de Leche (un icono lagunero), la Casa Arocena (imposible dejar de visitarla) y entre las casas abandonadas verdaderas joyas de ladrillo en la avenida Allende, entre las calles Cepeda y Rodríguez, o los pisos superiores de las esquinas de la calle Rodríguez y la avenida Allende y de la calle Leona Vicario y la avenida Juárez...tanto que ver y cuidar.