La magia celta de la infancia de Leonora Carrington, la obra de la artista en México, el sentimiento femenino, la belleza del surrealismo que es más terrenal de lo que muchos piensan y la pureza del arte. Todo esto está presente en 2,500 metros cuadrados repartidos en 4 edificios y un patio de la antigua penitenciaría de la ciudad de San Luis Potosí , convertida en Centro de las Artes y que desde hace tres semanas alberga al Museo de Leonora con 60 bellísimas esculturas , bocetos, frases de la maestra y de Carlos Fuentes, además de una hermosa exposición temporal de Pablo Weisz, hijo de la artista multifacética.
El Museo, inaugurado en el 101 aniversario de la anglo mexicana, fallecida en nuestro país hace 7 años, es el primero de tres que se inaugurarán en los próximos tiempos, el segundo será un espacio en el parque de Edwards James en Xilitla, S.L.P. y el tercero estará en la colonia Roma de la CdMx, será la Casa Museo de Leonora Carrington. James fue un mecenas de las artes en México, conoció a Carrington en Acapulco, Guerrero y la apoyó económicamente, en el nuevo museo hay una pequeña sala dedicad a “Los Tesoros de Xilitla”, con orfebrería de gran belleza que recuerda esta relación entre artista y mecenas, de ahí la idea del próximo museo en la Huasteca Potosina.
Por su parte, la Universidad Autónoma Metropolitana, a pesar de la crisis económica que vive, continúa con la intervención museográfica para presentar el próximo año la que fuera casa de Leonora Carrington en la emblemática colonia Roma.
Leonora dudaba de las personas menores de 70 años y mayores de 7, a menos que fuese un gato; revivía las leyendas escuchadas de niña en su país natal, escribió historias infantiles que atrapan al lector de cualquier edad, ilustró libros, fue amiga de los grandes intelectuales mexicanos y extranjeros que vivieron en México después de la Segunda Guerra Mundial, en especial de la pintora Remedios Varo.
Estuve en el Museo abierto el mes pasado al final de la calzada de Guadalupe en la capital potosina, es un espacio abierto, vuelto funcional para exponer la obra escultórica de la maga que visitó Torreón a principios de esta década, lo hizo a través de sus esculturas, la primera vez en lo que hoy conocemos como el Paseo Colón y luego en la recién estrenada, en ese momento, Plaza Mayor. Tres experiencias muy emotivas que confirmaron un detalle que quizá no ha sido bien abordado por muchos historiadores, el surrealismo está vivo.
El nuevo museo en el panorama de México es el más bello porque está poblado de seres absurdamente hermosos.