La cantina ya cerró, la finca está por caer por la picota que no respeta y pronto se vendrá abajo el cuarto de la parte superior de esta finca ubicada en la avenida Allende y la calle Rodríguez en el centro de Torreón. Un remate en el edificio de ladrillo marca la fecha: 1912, nada señalará su derrumbe.
Otras fincas están a medio tirar, como el edificio de la avenida Matamoros y la calle Blanco o la finca que solo conserva su fachada neo gótica en la esquina de la avenida Ocampo y la calle Ramón Corona, Es el Torreón de ladrillo que se desmorona por el olvido y la ignorancia de sus propietarios, caso concreto el Torreón de la Fundidora número 3 en la esquina de la avenida Carranza y la calle Ramón Corona que está en el abandono desde hace tiempo o el otrora emblemático barrio de El Pacífico en la avenida Allende y la Calle Juan Antonio de la Fuente, una manzana de ladrillo que desaparece poco a poco ante la indolencia lagunera.
En Gómez Palacio el edificio de la calle Santiago Lavín y la calle Hidalgo está pintado de colores municipales, el Barrio de las Banquetas altas, en la misma zona, cada día es más pequeño, todos le han dado un golpe para tirarlo y olvidarlo.
En Ciudad Lerdo las casas de ladrillo se desmorona, literalmente, como la llamada Casa de los Leones en la avenida Madero, entre las calles Galeana y López Rayón, o la construcción de la esquina de la misma calle López Rayón y la avenida Zaragoza, ya fue acordonado por el peligro que representa para la ciudadanía y el que está frente a él recibió una manita de gato hace unos meses porque amenazaba con venir abajo una parte de su techo.
En el medio rural las cosas no están mejor, la Casa Grande de la ex Hacienda de Santa Trinidad de La Labor de España en La Loma, ya no cuenta con una de sus esquina s que se derrumbó hace años y como excepción está la restauración de la ex hacienda de La Goma; muy cerca de La Loma, que marcha bien.
Es una pena que no apreciamos nuestro pasado reciente, destruimos los pocos testimonios de la arquitectura vernácula con que contamos en esta pequeña Pampa abierta al sol y al vendaval de mayo, como diría el doctor Carlos Montfort.
Solos contamos con pocos casos de respeto a la herencia cultural, dos casos son el Colegio Cervantes y el Centro Saulo.Es verdad que la ciudad se transforma y es la misma, dijo el poeta Jesús Sampedro, pero también es verdad que es nuestra obligación conservar la herencia cultural y lo que ello representa. Qué lástima que no sea así.