La Laguna tiene una gran cantidad de instituciones culturales, colectivos artísticos y artistas independientes que carecen de apoyos económicos permanentes de carácter público y/o privado, es una Comarca rica en este aspecto, pero ¿cómo sobreviven? ¿de dónde sacan para pagar los servicios, insumos, materiales para realizar su labor? Son pocos los que tienen una solvencia económica, casi nunca derivada del ejercicio cultural, y muchos los que sobreviven de milagro.
Repaso varios ejemplos. Primero uno exitoso: El Museo Arocena, una afortunada mezcla de recursos públicos y privados y otros que genera el propio sitio con la renta de espacios y la realización de cursos. Otro caso: la Camerata de Coahuila. Uno más: El Astillero, colectivo, librerías, café, todo en plena Morelos.
Luego están la Casa del Artista Torreón Colón, que no tiene para gasto corriente y renta esporádicamente espacios para exposiciones y talleres. Tenían dos direcciones y ahora solo una con estacionamiento compartido. Ellos y el Taller de grabado El Chanate, han vivido días felices y otros muy tristes, creo que se quedaron en el segundo renglón por carencia de recursos, esto mata a cualquiera, menos a colectivos laguneros que nacen y renacen constantemente.
Luego están los artistas y gestores culturales independientes que aparecen y desaparecen como “Dientes de León”: frágiles por sus presupuestos mínimos y sin embargo ahí están, firmes con un trabajo elogiable. Un caso es la señora Josefina González de Ciudadanizarte Gómez Palacio que mantiene una tarea de promoción de la lectura ella sola y su alma altruista en Chapala; otros son “Tolvanera” o “El Primaveras”.
Otros trabajan con apremio porque el día 15 fue hace dos semanas y no han reunido lo suficiente para comprar más material; dos casos, el del grabador Alberto Camacho en Ciudad Lerdo y el del escultor Hilario Cordero en esta ciudad.