Colombia hizo historia y viró a la izquierda de la mano de un costeño y una afro: Gustavo Petro y Francia Márquez. Y con ellos caminará en pos del sueño pacifista, contra la corrupción, ambientalista e igualitario, donde para “los nadie y las nadie”, “la dignidad se vuelva costumbre".
Por primera vez ganó la izquierda en el país sudamericano (al igual que en México), y el próximo siete de agosto Petro y Francia iniciarán un periplo que durará cuatro años.
No hay duda de que es tiempo de las izquierdas. Algo nos debe decir el hecho de que Colombia, habiéndose proclamado como república democrática independiente en 1810 (hace 214 años), nunca había asumido el poder la izquierda.
Gustavo Petro militó en su juventud en la guerrilla del M-19, hoy propone impulsar una transición hacia una economía descarbonizada, apuesta a favor del planeta.
Francia, luchadora ambientalista y feminista, es la primera mujer afro que llega a la Vicepresidencia de Colombia.
"La paz es que alguien como yo pueda ser Presidente y que alguien como Francia pueda ser vicepresidenta", proclamó la noche de su triunfo Petro.
"(Éste) es el gobierno que quiere construir a Colombia como una potencia mundial de la vida. Y si queremos sintetizar en tres frases en qué consiste un gobierno de la vida, diría: primero, en la paz; segundo, en la justicia social; tercero, en la justicia ambiental", es otra declaración que perfila la orientación de la nueva era colombiana.
Colombia ejerció un voto dividido, no se puede perder de vista, por ello, Petro encabezará un gobierno que tendrá interlocución con todas las fuerzas políticas, como requisito para la gobernabilidad. Y en una orientación progresista, habla de que caminará de la mano de los grandes inversionistas que generen empleos para las nuevas generaciones.
Hoy, nada parece detener el proyecto de las izquierdas que, con diferentes matices y formas de ejercer el poder, predominan en el mapa geopolítico de Latinoamérica.
Del anecdotario
Me causó una gran alegría la llegada de Francia Márquez a la Vicepresidencia de Colombia, por su admirable historia de vida.
Primero, por ser afrodescendiente, nacida en la aldea de Yolombo, un pueblo del departamento del Cauca, donde la explotación minera es la principal actividad económica.
A los 16 años tuvo su primer hijo, siendo madre adolescente se recibió de abogada, y se convirtió en una gran defensora de los derechos humanos.
En su discurso como Vicepresidenta electa expresó: "vamos a erradicar el patriarcado, vamos por los derechos de la comunidad diversa, vamos por los derechos de nuestra madre tierra, de la casa grande. a cuidar nuestra casa grande".
Recuerdo cuando fui legislador, presenté una iniciativa para reconocer a los afromexicanos o afrodescendientes como la tercera raíz cultural de nuestro país; hubo legisladores que se opusieron, pero hubo una mujer bajita, de ojos chicos y vivaces, símbolo de la lucha política y social. Se acercó para decirme: --tiene usted todo mi apoyo y solidaridad senador Aguirre.
Se trataba de doña Rosario Ibarra de Piedra. Con ese gesto quedé satisfecho.
Me tocó ser testigo de la elección y el triunfo en México, de los dos primeros gobernadores afrodescendientes: mis amigos René Juárez (QEPD), quien me sucedió en mi primer gobierno en 1999, y Joaquín Hendricks, en Quintana Roo.
Después de nuestro héroe fundacional Vicente Guerrero, ¿será que alguna vez seamos testigos de otro presidente o presidenta de la República con raíces afro? ¿Y por qué no?
La vida es así…
Ángel Aguirre Rivero** Ex Gobernador de Guerrero