El presidente Andrés Manuel López Obrador declaró terminada la temporada de la herencia de los gobiernos neoliberales. A partir del fin de semana se hará cargo de las decisiones que tome y que repercutan en la marcha del país. Como que ya era hora.
Ya habíamos escrito sobre cuál era el límite para hacerse responsable de su gobierno y no apelar al consabido “así nos lo dejaron los gobiernos neoliberales”. Según AMLO, eso ya se acabó, por lo menos hasta que vuelva a convenir a sus intereses.
Y apenas había dicho que ya se haría responsable de sus actos, cuando volvió a señalar al ex presidente Felipe Calderón por “dar un garrotazo a lo tonto al avispero” y provocar la inseguridad que hoy vivimos. Hasta lo llamó “Comandante Borolas”.
AMLO ha dicho que hay que elevar la altura de miras, la calidad del debate y ver por el bien del país, pero con estas declaraciones lo único que promueve, una vez más, es la polarización de la sociedad mexicana. Es el discurso fácil, el que le aplaude su público. Es una tentación muy grande, como para que un político no utilice el recurso de criticar a sus antecesores.
Pero los dichos tienen consecuencias y Felipe Calderón le contestó con datos de los muertos que hay en el gobierno de López Obrador, casi al doble de los que había al final de su sexenio y deslizó una indirecta que todavía resuena en las redes sociales: “A mí no me queda el saco, a otros el cargo les queda grande”.
La mesa está servida y López Obrador se ha encargado de colocar los platillos que se degustarán en esta cena que es la política nacional. Como son el crecimiento cero, la inseguridad en ascenso, la escasez de medicinas y vacunas, recortes en programas sociales, el rechazo a los amparos interpuestos por organizaciones civiles contra el Aeropuerto de Santa Lucía, etcétera.
Pero ya inició la difusión de mensajes rumbo al Primer Informe de Gobierno que entregará al Congreso el 1 de septiembre y en la mañanera de hace unos días afirmó que el pueblo está feliz, feliz, feliz.
Mientras tanto en las redes sociales se manejan infinidad de sentimientos que van desde la felicidad por la 4T, la conformidad con los resultados obtenidos hasta ahora, la crítica hacia las acciones de gobierno, el repudio a AMLO, la decepción de algunos de los partidarios del Presidente, la condena de la oposición, la preocupación de los ciudadanos, los de la calle.
A ver qué nos venden en el Primer Informe.
