El festejo del primer año de Andrés Manuel López Obrador como Presidente atrajo las posiciones polarizadas que se viven en México en los últimos tiempos.
Unos llegaron al Zócalo de la Ciudad de México en autobuses, muchos camiones, de distintos puntos del país para acompañar al Presidente en su celebración y lucían en la mano el lunch tradicional, con un jugo y la torta, como dictan los viejos cánones priistas para cualquier movilización que se respete.
Se vieron en varios videos las filas de autobuses estacionados en Paseo de la Reforma en la ciudad de México desde temprana hora, cosa del turismo social, una industria pujante para la movilización de simpatizantes espontáneos.
También, hay que decirlo muchos asistieron al Zócalo por sus medios, para respaldar a López Obrador en un nuevo informe que le dirige a sus simpatizantes, este ya sería el cuarto en fila.
El Presidente se dirigió a ellos cargando bajo el brazo sus otros datos para explicar lo que ha pasado en todo este año y justificar, aclarar o desmenuzar por qué está así la situación económica del país (con cero crecimiento) y para afirmar que el Culiacanazo fue toda una prueba de fuego que salvó cientos de vidas inocentes y no una debilidad como afirman sus adversarios.
A unos los tiene satisfechos esta explicación y otros, simplemente ven la peor humillación y fracaso que ha sufrido este gobierno de la Cuarta Transformación.
Mientras se llevaba a cabo el AMLO Fest en el Zócalo, del Ángel de la Independencia al Monumento a la Revolución marchaban ciudadanos y militantes de distintas fuerzas políticas en contra de la gestión del Presidente.
Miles de personas se reunieron para protestar por el manejo económico y el fracaso en seguridad. En esta manifestación participaron miembros de la familia LeBarón, después de que varios de ellos fueron masacrados en los límites de Sonora y Chihuahua, entre las víctimas había niños.
Lo preocupante de todo esto es que la sociedad se mantiene dividida. Desde el poder sigue ese discurso de división y los opositores no conceden ni el beneficio de la duda al Presidente.
Polarización es el nombre del juego en México, cuando se deberían cerrar filas en la sociedad contra la inseguridad y ante la recesión económica que ya está encima.
Pero parecería que no hay discurso que una a los mexicanos.
Se ve difícil el panorama para el 2020.