De esas tardes en que uno se deja caer en el sofá queriendo pensar en nada, prende la televisión y, sin decir agua va, un tsunami corre por la tubería de la televisora para ser escupido por la pantalla y pegarnos de frente. Por lo menos a eso suenan los números de la campaña electoral que inició ayer y busca elegir 21 mil 368 cargos (500 diputados) y 15 gubernaturas. Tantos, que se transmitirán 19.5 millones de spots en 60 días, de las seis de la mañana a las 12 de la noche, de lunes a domingo. Todo lo cual supone un total de 325 mil spots diarios, 27 mil cada hora. Un tsunami diario.
Sin embargo, a pesar del sentimiento abismal, oceánico, que puede usted llegar a sentir frente a la contienda electoral más grande en nuestra historia y, por ende, de la propaganda electoral más voluminosa jamás vista, en realidad usted solo va a estar viendo y escuchando dos spots, eso sí, miles y miles y miles de veces.
Uno de ellos es el que tiene la música triunfal con trompetas y timbales, el otro es el que tiene el piano nostálgico; uno es el que tiene siempre, siempre gente sonriente; el otro es el que tiene a la gente seria, preocupada, cuidando un enfermo, buscando un tanque de oxígeno o un trabajo; uno es en el que la voz siempre es de mujer para que por ahí no haya problemas, el otro usa de manera indistinta cualquier voz; uno es el que dice que ellos regalan las vacunas, el otro es el que dice que no son suficientes; uno es el que al señalar los problemas no resueltos dice siempre la palabra “antes”, otro es el que al señalar los mismos problemas siempre dice la palabra “ahora”.
Y es que esta elección en realidad se trata de decir si está usted de acuerdo o no, si le gusta o no. Por eso es que solo hay dos spots: el del sí y el del no. Y usted podrá pensar que no es tan fácil, que se trata de una elección intermedia con más de 20 mil cargos en disputa, que habría que pensar uno por uno, sus propuestas, su experiencia, pero lo cierto es que no, no es así. Esta es una elección presidencial y los miles de cargos en realidad son dientes. Usted decide, le quiere dar más dientes al Presidente ¿sí o no?
Si usted está de acuerdo en que el Presidente tenga más fuerza, póngale un diente, o lo que es lo mismo, un diputado de Morena o de los partidos satélite; si está de acuerdo en que el Presidente someta a la Suprema Corte de Justicia, póngale otro diente; si usted está de acuerdo en que desaparezcan los organismos autónomos como el INE, póngale otro diente; si usted está de acuerdo en que el Presidente ha hecho mucho por las mujeres y contra el feminicidio, póngale otro diente; si usted está de acuerdo en que la CFE sea un monopolio y se favorezcan las energías sucias, póngale otro diente; si usted esta de acuerdo en cómo se manejan el arte y la ciencia, póngale otro diente; si usted está de acuerdo en que la prensa está vendida y es corrupta, póngale otro diente; si usted está de acuerdo con el manejo de la pandemia, póngale otro diente; y si usted está de acuerdo en que el Presidente reforme la Constitución, póngale muchos dientes.
Acomódese pues en su sillón, ahora que el tsunami le pegue de lleno en la cara, recuerde que solo hay de dos y usted solo tiene que decidir quién se va a quedar sin dientes. _
Ana María Olabuenaga
@olabuenaga
