Otro septiembre aciago, por si algo faltara al desastre que dejaron las inundaciones derivadas de los aguaceros en la zona oriente del Estado de México, el desgajamiento en el cerro del Chiquihuite, en Tlalneplantla, tiene a las autoridades estatales ocupadas y preocupadas; la víspera aumentó de 80 a 126 el número de familias notificadas para que desalojen sus viviendas ante el riesgo de otro colapso.
La apoteosis de la corrupción que pasa por los tres niveles de gobierno, y que por años permitió la construcción en esa zona de alto riesgo, donde hoy cientos de familias mexiquenses temen por su vida y ante la posibilidad de perder todo su patrimonio; las cifras arrojaban hasta el domingo una persona muerta, una rescatada con vida y tres desaparecidas.
Mientras el drama continúa en la colonia Lázaro Cárdenas tercera sección de Tlalnepantla, el alcalde en turno Raciel Pérez acusa corrupción. Se trata de crecimiento urbano “fundamentado en la corrupción” en esta zona, en la reserva Ecológica de la Sierra de Guadalupe, donde pese a los discursos, continúa el tráfico del uso del suelo. A esta altura de nada sirve que el Chiquihuite aparezca en el Atlas de Riesgos que se tiene a escala estatal por deslizamientos; la reubicación de familias debió darse hace años.
Ante la complacencia de las autoridades de antes y de hoy, ahí, en el Chiquihuite donde todo es desolación, habitan actualmente más de 200 mil personas. Días antes del infortunio, algunos vecinos que viven en las faldas del cerro habían reportado “cascadas” cayendo después de las intensas lluvias y el temblor de la semana pasada pudo influir para que ocurriera el desgajamiento de rocas.
En medio de la dantesca escena en la que se mantienen trabajando miembros del Ejército Mexicano,120 elementos de las Guardia Nacional, bomberos y personal de Protección Civil del Edomex, rescatistas narraron que escucharon a niños llorando entre los escombros, en una franja que había sido edificada casi en la punta del cerro, lo que jamás debió ocurrir.
Este domingo anochecía y personal de los gobiernos estatal y municipal continuaban recorriendo el lugar para pedir a los vecinos que viven aledaños a la zona del derrumbe que acudieran a los refugios temporales, ante el peligro de más deslaves. Ojalá sean escuchados. En medio de la desgracia, la rápida respuesta del gobierno estatal; el gobernador Alfredo Del Mazo acudió a supervisar personalmente las labores de rescate e instruyó la instalación de dos albergues, donde hasta el domingo habían recibido a 76 personas, además del inicio de estudios geológicos para determinar la estabilidad del cerro.
Ana Lilia García Castelán