No solemos reconocer la ardua labor que realizan las mujeres mexicanas al dirigir sus hogares.
Según la Organización Internacional del Trabajo, las mujeres dedican un promedio de 4 horas y 25 minutos de su día a trabajo no remunerado en sus hogares, en comparación de la hora y 23 min que dedican los hombres a esas actividades.
Solemos escuchar y repetir la frase “ama de casa, que no hace nada”, y no le damos importancia a lo que dicha expresión representa o llega a implicar el seguir repitiéndola, colocándola en un concepto de obligación femenina, y no como un trabajo digno, reconocible y remunerado.
Las “amas de casa, que no hacen nada” (y en realidad hacen todo) son las responsables de la economía familiar, tienen que desarrollar habilidades administrativas, gestoras y de organización.
Saber de mercado e inflación y cómo es que afectará el costo de la canasta básica, cuánto será el porcentaje de aumento en gasolina, el aumento de impuestos, costos de los servicios y demás.
Además de cuidar, mantener y atender también deben cuadrar el ingreso familiar y asegurarse de nunca gastar más de lo que tienen, aplicar habilidades contables y tratar de encajar las piezas para asegurarse de llegar a fin de mes con todas las obligaciones financieras cumplidas, pues de no ser así, enfrentarán consecuencias en su economía presente y futura.
Sus hábitos deben ser organizados y planeados de principio a fin, no dejar ni un recibo sin pagar, no olvidar los artículos esenciales que falten en su hogar, no perderse ni un solo festival o evento importante.
Las Gestoras de Hogar, deben aplicar atención a las labores de cuidado y se debe de reconocer que en épocas de pandemia incrementó su compromiso en esta área.
De pronto deben ser capaces de distinguir entre un simple resfriado y el tan temido virus, conocer el comportamiento de cada miembro de su hogar y detectar anomalías para ofrecer sus labores de acompañamiento psicológico.
Todas estas actividades, y miles de otras que seguramente me faltó enunciar, representan horas y horas de compromiso, trabajo y esfuerzo.
La gestoría de hogar no es simple, implica saber mucho de todo y aplicarlo sin instructivo o entrenamiento previo, la peor parte de todo esto es que no son reconocidas todas sus actividades. Al contrario, se ven menospreciadas y no remuneradas.
Como sociedad y comunidad debemos reconocer, apoyar y dignificar el concepto.
Hacer lo que esté en nuestras manos para romper con los estereotipos que obstaculizan el desarrollo integral de las mujeres.