Los riesgos económicos y desacuerdos geopolíticos brotan por todos lados, como una hidra que cada vez tiene más cabezas y que se vuelve más difícil de derrotar para la comunidad internacional. Este fin de semana los líderes de los países del G7 (Francia, Alemania, Gran Bretaña, EU, Japón, Italia y Canadá) se reunieron en el sur de Francia para discutir temas de importancia global: medio ambiente, comercio internacional y los conflictos geopolíticos (Irán y Siria, entre ellos). No hubo grandes consensos, pero sí se hizo evidente que hay una falta abismal de liderazgo internacional ante desafíos enormes.
Fue importante tener la reunión en Europa, pues la región enfrenta sus propios desafíos: una crisis migratoria proveniente de África y medio oriente, y un Brexit eminente el 31 de octubre, entre otros. Sin duda ahora la UE tendrá que llevar la batuta internacional de la democracia y el libre mercado dado el creciente proteccionismo de EU y el inexplicable apoyo público del presidente Donald Trump a Vladimir Putin, de Rusia. La sugerencia de Trump de readmitir a Rusia al grupo (fue una reunión de G8 antes de la invasión de Crimea por los rusos en 2014) recibió una respuesta negativa y tajante de sus homólogos europeos.
Lamentablemente el pilar del liderazgo de Europa, Angela Merkel se retira de la vida política en unos meses, y hay señales de que la economía alemana podría entrar en recesión próximamente. Pésimas noticias para todos.
Emmanuel Macron, el presidente de Francia, ha intentado llenar el vacío y sin duda hace una aportación importante con su insistencia en temas de medio ambiente y la reducción de la desigualdad económica. Macron también involucró a varios países de África en las discusiones para abrir el abanico de temas y puntos de vista. Lamentablemente, Macron está considerado como un líder débil dentro de su propio país, donde ha enfrentado mucha oposición recientemente, particularmente de la izquierda.
El gran reto de la reunión fue manejar a Trump que ha dinamitado la realización de avances en reuniones pasadas. El presidente Trump generó controversia antes de siquiera cruzar el charco con el agudizamiento del conflicto comercial con China. La respuesta oficial del gobierno de China reveló mayor indignación que sus misivas diplomáticas comunes: “Este proteccionismo y bullying unilateral viola los consensos logrados por los jefes de Estado de EU y China, y el principio del respeto mutuo… debilitando el sistema de comercio internacional”. Sin lugar a dudas, el conflicto entre estas dos economías será un freno al crecimiento global.
Los asesores de Trump se quejaron de que los europeos querían enfocar las conversaciones en temas ‘poco relevantes’, como el cambio climático, pero afortunadamente Macron logró subrayar la importancia de trabajar en equipo para enfrentar la crisis. Hoy en día, los seres humanos enfrentan la mayor amenaza a su existencia en la historia de la especie, pero según el gobierno de Trump es un tema “nicho”. Mientras tanto, los incendios en el Amazonas podrían causar un daño irreparable al pulmón principal del mundo.
Resulta irónico que justamente cuando en el mundo se requiere de una mayor coordinación global se manifiesta un rechazo a las organizaciones multilaterales y un regreso a posturas nacionalistas. No queda claro todavía cuál será la solución a nuestro malaise (“malestar”, en francés y que describe a la perfección nuestro estado anímico actual), pero es esencial que los países sigan buscando soluciones conjuntamente para lograr el beneficio común. Sin un liderazgo internacional eficaz, nuestras economías y nuestra existencia en el planeta seguirán en riesgo. En otras palabras, sin un liderazgo que haga frente a la hidra, ésta seguirá multiplicándose.
*CEO de Speyside México