Ediciones Alféizar, de Valencia en España, conserva y alimenta la vocación por el riesgo literario, vocación y peripecia que coincidió, con la necesidad de recordar para verdaderamente olvidar, malversando los términos de los psicoanalistas. Ernesto Esparza, es un jalisciense, escritor textos salpimentados con irreverencias, que registran el fenómeno de la cotidianidad, a partir de dos figuras: El héroe, y el antihéroe, técnica narrativa que confronta su actuar, sin saber cada cual que está obrando , la misma fórmula que impone el imaginario popular a los aspirantes a escritores inmovilizados por textos de nivel utilitario.
Ernesto Esparza para dar cuenta de (su) desafío a la esperanza con la curiosidad que el temor alimenta, escribe una fotografía crítica de la sociedad, una especie de literatura de no ficción, de alguien que vive de espaldas al maestreen.
Nacido en Tlaquepaque, Esparza publica con la intermitencia de los que ponen en juego un espíritu crítico, realizando proezas notables con el lenguaje.
Restos de Naufragio, es el título de un volumen compuesto por nueve cuentos, de imágenes obsesivas, donde el cuento inaugural, Parábola de la inocencia, establece un criterio valorativo, ideológico y estético que se sostiene a lo largo de todos los cuentos y su hasta hoy, primera novela, llamada: Hasta morir. Escribir es acumular formas de ser, dice.
Desafío , que me sale al paso, con secretas disonancias. Sobre este punto, el reconocimiento de una segunda edición demuestra que Esparza tiene vitalidad para sobrevivir a los ninguneos que le han dirigido algunos académicos, que nos han enseñado a hablar de libros, sólo a condición de veredictos lapidarios.
De ahí que mucha de nuestra mejor literatura sea una literatura de solitarios. Escritores y lectores no vendrán a darse la mano, ambos registran lealtades a partir del medio que los rodea y las pasiones y anhelos son de naturaleza política, característica esencial del hombre en tanto especie.
Como diría Cortázar: Es imposible dar por sentado que el tú está preparado para recibir y disponerse a dialogar con el yo.
Y la reflexión se extiende, obviamente, al interior del campo cultural, allí, permanece como reto vencer: la ausencia de lectores. Fundamental, pues los intereses mediáticos han suplantado, los asuntos intelectuales, estéticos, al menos en la coyuntura de la refundación, que plantea el gobierno del estado, para las ediciones Jaliscienses.
Pero todavía, ese camino, es piedra de desencuentro y quizás, una oportunidad para tender la mano a lectores y escritores frente al canon que también impone formas para el imaginario del futuro.
Te invito pues, a echar un clavado en un libro que sostiene que vivir felices no es algo digno de ser contado, y añadiría, son cuentos maduros de un escritor minucioso.