Política

¡Gracias, Yalitza!

Yo no sé si Yalitza Aparicio sea la cortina de humo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que la opinión pública y las redes sociales no se den cuenta de lo que está pasando.

Lo que sí sé es que estamos ante un fenómeno digno de un análisis por todo lo que generó, genera y seguirá generando.

Esta es la historia de una humilde educadora de Oaxaca que, gracias a la visión y al talento como director de actores de Alfonso Cuarón, se convirtió en la protagonista de la película mexicana más aclamada por la crítica internacional de los últimos años.

Ahí no hubiera pasado nada, como cuando Alfonso Arau lanzó a Lumi Cavazos para que estelarizara Como agua para chocolate en 1992, si no hubiera habido un muy inteligente manejo de relaciones públicas y de comunicación tanto por parte de Netflix como por parte de entidades difíciles de identificar.

Y es que no se necesita ser experto en esto para detectar que todo fue brillante, pero al mismo tiempo sospechoso, alrededor de Roma y muy en especial de Yalitza.

Desde aquellas primeras declaraciones tipo “las grandes distribuidoras cinematográficas nos están boicoteando, por favor ayúdenos para que el mundo nos vea” hasta los ataques a la revista ¡Hola! por haberse atrevido a photoshopear a la señora Aparicio, todo aquí está demasiado perfecto en términos publicitarios.

Pero no es una perfección típica cuando hablamos de cine. Es una perfección política, una perfección que no veíamos desde las elecciones del año pasado.

Hoy todo es Roma, solo Roma y nada más que Roma, como antes todo era AMLO, solo AMLO y nada más que AMLO.

Si hablas mal de Yalitza, eres racista, clasista, misógino y mereces lo peor como antes, si hablabas mal de AMLO, eras corrupto, fraudulento, miembro de la mafia del poder y merecías un castigo ejemplar.

En este momento estamos, como en 2018, ante una trampa perfecta.

Ni siquiera existe la posibilidad de no participar porque al no hacerlo uno le está entregando las riendas ideológicas de la nación a personajes muy bien representados por figuras públicas etiquetadas con símbolos negativos como Sergio Goyri, como el año pasado, si no votábamos, le estábamos regalando nuestro voto a los pirruris.

¿Sí se da cuenta de lo que está pasando aquí? O alguien está jugando con nosotros o nosotros ya integramos ese juego a nuestros hábitos y costumbres y no podemos vivir sin él, o las dos cosas.

Roma es una obra maestra, Alfonso Cuarón es un genio y Yalitza Aparicio ya trascendió.

¿Existirá la posibilidad de celebrar esto sin manifestaciones de júbilo (o de indignación) que nos recuerden las mismas manifestaciones que se dieron cuando Andrés Manuel López Obrador tomó posesión el 1 de diciembre?

¿Habrá manera de hablar de esto sin que cualquier atisbo de crítica genere una avalancha de odio?

¿Después de este fenómeno, qué sigue? ¿Con qué nos vamos a entretener? ¿A quién vamos a convertir en nuestro Peje y a quién en nuestro Innombrable?

Yo no sé si Yalitza Aparicio sea la cortina de humo del gobierno de Andrés Manuel López Obrador.

Lo que sí sé es que aquí hay un modelo de comunicación que va más allá de la industria cinematográfica, un modelo que debemos estudiar y atender. ¿A poco no?.


@AlvaroCueva





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Álvaro Cueva
  • Álvaro Cueva
  • [email protected]
  • Es el crítico de televisión más respetado de México. Habita en el multiverso de la comunicación donde escribe, conduce, entrevista, da clases y conferencias desde 1987. publica de lunes a viernes su columna El pozo de los deseos reprimidos.
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