Las series que son para la televisión, son para la televisión, y las que son para las plataformas, son para las plataformas.
No sé usted, pero yo odio poner un sistema de distribución de contenidos en línea como Netflix para ver lo que fue diseñado para otras ventanas.
Se me hace una falta de respeto, un desperdicio. ¿Puede haber algo más aberrante, por ejemplo, que pagar estos servicios para ver telenovelas viejas como Yo soy Betty, la fea?
No, por favor, que nos paguen para ver eso. ¡No se vale!
¿Por qué le estoy contando esto? Porque cada vez batallo más para ver series tipo Netflix en compañías como Netflix y cuando encuentro una, la atesoro con particular entusiasmo tal y como sucede con Special.
¿Qué es Special? Exactamente lo que uno espera de Netflix cuando se suscribe a Netflix, una serie digital, diferente, valiente, con altos estándares se calidad, ideal para ser maratoneada.
¡Es como era Netflix en 2009! Amo verla, entregarme a ella, sentir que es mía y recomendársela, en privado, a mis amigos.
¿A qué me refiero cuando digo que Special es una serie digital? A que son capítulos cortos, muy cortos, ágiles, muy ágiles, imposibles de sostener y comercializar en cualquier otro lugar.
¿Por qué es diferente? Porque mezcla dos temas que nunca, o que casi nunca, se mezclan cuando hablamos de cine y televisión: homosexualidad y discapacidad.
¿Dónde está lo valiente? En que no hace concesiones. Más allá de los divertida que está, critica con ferocidad muchos aspectos muy patéticos de los estereotipos LGBT y denuncia, con asombrosa crudeza, la codependencia que muchas veces se establece entre las personas con discapacidad y sus familiares.
¿Qué le trato de decir cuando señalo lo de los altos estándares de calidad? A que está perfectamente bien escrita, extraordinariamente bien puesta en pantalla y a que las actuaciones son sublimes, lo más chistoso, creíble y entrañable del universo.
¿En verdad se puede maratonear cuando uno mira esto? ¡Claro! Cuando uno está ahí siempre quiere más, más, mucho más.
¿Cuál es la nota? Que más allá de la temporada uno de esta chulada, ya tenemos nuevos capítulos, que a diferencia de “Luis Miguel, la serie” sostienen lo que se construyó al principio y que el resultado es entretenidísimo.
Además, me parece maravilloso que como pocas veces en la historia de la comunicación, tenemos una serie “gay” que no necesariamente es exclusiva para la comunidad LGBT y una serie sobre discapacidad que no necesariamente es exclusiva para las personas involucradas con este tema.
Special le hace un bien al mundo porque lleva estos temas hacia otros mercados, los expone como lo que son, situaciones con las que todos convivimos y al final, no hay manera de que uno no entienda cosas, de que no se sensibilice, de que no avancemos hacia una necesarísima inclusión, hay el tan esperado respeto.
Por si todo lo que le acabo de decir no fuera suficiente, junio es el mes del orgullo LGBTTTIQA+. ¡Qué mejor manera de iniciarlo con algo tan chistoso, emocionante y romántico como Special!
Luche con todas sus fuerzas por ver esta serie en Netflix. Si ya vio la temporada uno, felicidades, lo invito a ver la segunda parte. Y si no, atrévase a descubrirla desde un principio.
Le va a gustar, de veras que sí, y sin esa espantosa sensación de esta viendo series de televisión en donde no debería de estarlas viendo tal y como nos está sucediendo a muchos en la actualidad. ¿O usted qué opina?
