Hoy se estrena, en Apple TV+, la obra maestra de Nicole Kidman como productora. Se llama Roar (Rugido) y le prohíbo que se la pierda.
Roar es una serie antológica como Black Mirror, The Premise o Modern Love, pero sobre la mujer. ¿Qué significa esto? Que cada capítulo cuenta una historia diferente, con un reparto diferente, en el que el hilo conductor son las mujeres.
¿Qué tiene de especial algo así considerando que el mercado, sobre todo el de la televisión abierta privada nacional, está saturado de programas tipo “Mujer, casos de la vida real”?
Esto va por otro lado infinitamente actual, creativo y diferente.
Lo más admirable de estas historias es que no hay manera de verlas y de no entretenerse, de no pasársela bien.
¿Pues qué tiene Roar de especial? Algo que jamás habíamos visto aplicado a una serie, menos a estos temas tan escabrosos y que a los latinos nos va a enloquecer de felicidad porque es nuestro, porque vivimos con eso: realismo mágico.
No le voy a vender la trama para no arruinarle la experiencia, pero me voy a aventar la afirmación del año: si Gabriel García Márquez viviera y viera Roar se sentirían profundamente orgulloso de lo que sus autoras escribieron.
¡Es fantástico! ¡Precioso! ¡Chistoso! Por el amor de Dios pase la voz porque le juro que este es uno de esos espectáculos que uno jamás imaginó que se pudieran convertir en streaming.
Por si todo esto no fuera suficiente, el reparto capítulo por capítulo, es magistral.
Prepárese a ver algo grande. Prepárese a ver algo bueno. Luche con todas sus fuerzas por ver Roar a partir de hoy en Apple TV+. Le va a gustar. De veras que sí.
Álvaro Cueva