Que me perdonen Netflix, Prime Video y todos los demás, pero la nota hoy es “La más draga”.
¿Por qué? Porque los martes, a las 21:00, sus responsables lanzan sus capítulos de estreno y eso congrega a las multitudes como ya casi no lo logra nadie.
Porque se trata de un proyecto orgullosamente mexicano que convoca a participantes y audiencias de todo el mundo de habla hispana.
Porque esta producción de la casa La Más Diabla fue la que le abrió el mercado, a nivel macro, a los contenidos drag en México.
Porque lo que comenzó como el sueño de emprendedores digitales como Carlo Villarreal y Bruno Olvez creció hasta convertirse en un “reality show” que no le pide nada a los mejores de toda la industria de la televisión nacional e internacional.
Porque estamos hablando ya de una sexta temporada. Quiero que entienda lo que significa sostener una propuesta así durante tanto tiempo.
¿De dónde ha salido tanto talento drag? ¿Cómo es posible que la gente no se haya aburrido? ¿Cómo le hacen estos genios para seguirnos sorprendiendo?
No, y espérese. Se pone peor: ¿Cómo han sobrevivido en un país tan homofóbico? ¿Cómo han salido adelante en una comunidad que es la primera en atacar a sus miembros con la más asquerosa de las violencias? ¿Cómo le han hecho para no ser “cancelados”?
Y, por último, “La más draga” es mil veces más nota que muchas series, que muchos programas y que muchas telenovelas porque es un “reality” que aporta, que ha puesto cosas fundamentales sobre la mesa y que ha conseguido enormes cambios sociales.
Tuve el honor de que me invitaran, la semana pasada, a la premier de este “reality show” en Reforma 222 y hay muchas cosas que todavía no puedo creer.
Primero, la calidad humana y el profesionalismo del personal de Reforma 222, uno de los espacios más emblemáticos de Ciudad de México.
Y, segundo, la reacción de las familias. Tengo fotos tomadas con mi celular que lo prueban.
Vi niños que le llevaron dibujitos a Johnny Carmona (el gran tutor de este concepto), madres de familia que se tomaban fotos con las drags y muchos otros estímulos espontáneos que hablan de un espectáculo que ha conseguido inmensos avances culturales.
¿Ya entendió el tamaño de esto? Y si no, por favor respóndame algo: ¿por qué ningún canal de televisión tradicional se ha atrevido a abrirle las puertas a esta emisión?
No estoy hablando de plataformas, de entrevistas o de la presencia de personajes drag en unitarios y telenovelas. ¿Qué está pasando aquí que es tan bueno, pero al mismo tiempo tan fuerte, que no termina de encajar donde más tendría que encajar?
Para no hacerle el cuento largo, hoy martes 19 de septiembre, a las 21:00, en el canal de Youtube de “La más draga” se va a lanzar el segundo episodio de esta maravilla y yo le quiero rogar que lo vea.
El primero estuvo increíble. No me perdí ni una escena y no me cabe en la cabeza la diversidad de las participantes (incluyendo a una mujer trans) ni sus discursos.
Vamos de lo más social a lo más despampanante pasando por el terror, el “body positive” y voces que claman por una oportunidad artística.
¡Dios mío! ¡Cuánto arte! ¡Y cuánto chisme! ¡Para el minuto 44 ya se estaban peleando muy, muy feo!
No le voy a vender trama de lo que ocurrió ahí porque me encantaría que se metiera a Youtube y lo viera “grabado”.
Es genial que en esta sexta temporada se juegue a nivel conceptual con nuestro “sexto” sentido y al final, entre unos emocionantísimos momentos en que la pantalla se va a “negros”, hay una sorpresa muy bonita que al menos a mí sí me hizo gritar.
Y cómo no iba a gritar si la jueza invitada fue, en su retorno triunfal a “La más draga”, la enorme Susana Zabaleta que puso a temblar a las “féminas” restregándoles en la cara cuestiones católicas y literarias entre muchas excelentes aportaciones.
Ésta es una de las ventajas competitivas de “La más draga”, que sus jueces saben de lo que están hablando, que dominan esto como nadie y que uno, de este lado del dispositivo, jamás deja de aprender.
No conozco a nadie que hable en público así, con ese grado de especialidad, del arte del maquillaje, como Letal. ¡Mis respetos!
Igual, no conozco a alguien que sacuda el alma de la gente con tanta sabiduría como Yari Mejía ni a una persona trans con una sensibilidad tan profunda como la de Raquel Martínez. ¡Son lo máximo!
En esta temporada, la conductora es Marisol González. Su trabajo es delicioso. Y ni hablemos de Veneno, de Tóxico y de Venenito porque entonces sí no acabamos nunca. Esto es imperdible, diversión garantizada.
Luche con todas sus fuerzas por ver, comentar y celebrar lo nuevo de “La más draga” hoy a las 21:00 en Youtube. Le va a gustar. De veras que sí.