El sábado pasado se inauguró la edición 34 de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) en un evento histórico transmitido por Canal 22 (Ciudad de México) y Canal 44 (Guadalajara).
¿Por qué histórico? Porque ya no estamos ante el tradicional evento que convocaba a más de 830 mil personas en la Expo Guadalajara.
Ahora, por la pandemia, tenemos una feria híbrida donde sí, hay eventos presenciales, para un número muy reducido de personas en condiciones de máxima seguridad sanitaria.
Pero, al mismo tiempo, tenemos un evento digital que nos permite tener acceso a esta increíble maravilla desde cualquier lugar y desde cualquier dispositivo.
Seguramente muchas personas están tristes. Yo, como dijeron Raúl Padilla López, Ricardo Villanueva Lomelí, Juan Luis Arzoz Arbide y el gobernador Enrique Alfaro en sus discursos de inauguración, creo que se trata del comienzo de una nueva era y que esas 830 mil personas se van a multiplicar por muchas más gracias a las ventajas de la tecnología.
¿Sabe usted lo maravilloso que es estar en la FIL sin gastar un peso en transporte, hospedaje y alimentos, desde nuestra recámara en Monterrey, desde nuestra sala en Chicago, desde nuestro estudio en Lima o desde nuestra cocina en Barcelona?
A esto súmele las magníficas coberturas de muchos medios públicos de todo el país.
¿Me creería si le dijera que tan sólo Canal 22 tiene abierta ya una barra especial de programación a las 12:00 horas, más la presencia de un montón de sus producciones y el experimentadísimo trabajo de su noticiario de las 20:00?
Es una oportunidad de oro para ser felices. Le recuerdo, la FIL es una de las ferias del libro más grandes, populares e importantes de todo el mundo y acaba de ganar el Premio Princesa de Asturias.
Estamos hablando de un desfile de más de 300 escritores de más de 38 países que lo mismo incluye estrellas de la literatura que ganadores del Premio Nobel.
Pero, además, de un apartado para la ciencia, de otro para los niños, de uno más para jóvenes, de experiencias musicales, de ópera, del mercado de negocios y del mercado de libros, por mencionar sólo un poco de lo mucho que pasa ahí.
Antes, usted iba a la FIL, quería entrar a una conferencia, y batallaba para encontrar lugar. Ahora, gracias a la tecnología, uno siempre puede estar ahí en primera fila.
Y si lo suyo es buscar las novedades literarias, de aquí al 6 de diciembre va a poder entrar, en línea, a librerías de decenas de países para comprar lo que quiera desde su casa.
Tiene que meterse ya a la página de internet y seguir las redes de la FIL para creerlo. Es una experiencia como no ha habido otra en la historia de la promoción de la cultura y del espectáculo.
¿Cómo que del espectáculo? ¿No se supone que la FIL es sólo para intelectuales y que los espectáculos son otra cosa?
No, por alguna extraña deformación mediática, en México separamos a los libros de la fuente de espectáculos cuando son lo mismo y si no me cree, revise las mejores producciones y las más poderosas publicaciones de entretenimiento a nivel internacional.
Todas tienen una sección de libros porque los libros, entre muchas otras cosas más, son el origen de cientos de series, documentales y películas.
Luche por ver ya la cobertura de la FIL a través de Canal 22 a nivel nacional y por Canal 44 en Jalisco. Luche por entrar ya a la página y por seguir las redes de este glorioso evento. Luche por ser parte de la historia. Le va a gustar. De veras que sí.