Sigo en shock por el final de la miniserie Wandavision de Disney+, pero el final, final, la última imagen del último segundo de los últimos créditos.
No, no le voy a decir absolutamente nada para no arruinarle la experiencia en caso de que no lo haya visto, pero sí fue un remate tremendo, enorme y más considerando que antes de ese epílogo ya habíamos visto otros dos desenlaces que dispararon el universo Marvel hacia nuevas direcciones.
¿Cuál es la nota? Primero, el hecho de que estamos ante el mejor producto dramatizado de superhéroes que se ha hecho para una pantalla que no es la del cine.
¡Y mire que en los últimos años hemos visto series, miniseries y películas para televisión (y plataformas) verdaderamente magistrales!
Pero nadie, absolutamente nadie, había vinculado de esa manera una miniserie con una saga cinematográfica del tamaño de lo que Disney hizo con los Avengers ni menos sin que se notara diferencia alguna en cuanto a reparto, presupuesto ni efectos especiales.
Segundo, la sorprendente profundidad dramática de Wandavision.
No estamos ante una miniserie de superhéroes diseñada sólo para el entretenimiento de las multitudes.
Aquí hay reflexiones filosóficas, mensajes políticos, conflictos teológicos, propuestas de género y muchas otras cuestiones más. Si el contexto fuera otro, podríamos hablar de cine de arte.
Y tercero, todo el tema de la historia de la televisión.
Para que entienda la importancia de este recurso, fíjese lo que le voy a preguntar: ¿hubiera sido posible contar esta historia sin ese conglomerado de referencias televisivas?
¿Qué hubiera pasado si se hubiera utilizado, por ejemplo, la historia del cine o de la radio? ¿El impacto hubiera sido el mismo?
¿Hubiéramos visto la misma reunión de gente de tantas generaciones entendiendo a la perfección de lo que se estaba hablando?
¿Hubiéramos visto la misma comunión entre personas de tantos países tan distintos?
Bueno, yo, el colmo. ¿Hubiéramos tenido esta misma sensación de nostalgia y novedad?
Aquí pasó algo que nos llevó de la crítica al homenaje, de la apropiación al descubrimiento y de la guerra a la reconciliación.
Wandavision es un gran tratado mediático porque, además, incluye a las historietas. Es el mundo pop revisitado y revalorado.
Es una propuesta hermosa con las típicas escenas de peleas entre superhéroes y supervillanos, con momentos francamente desgarradores y con situaciones mucho muy complejas.
Y yo ya no sé, por ejemplo, qué es más admirable, si los mensajes de madurez o toda la complejidad de este concepto en términos de producción.
Imagínese, por favor, por un momento, lo monumental que debió haber sido filmar esto viajando de los tonos y estilos de la televisión de los años 50 a lo más sofisticado de la comunicación actual.
Por si esto no fuera suficiente, ¡qué actuaciones las de todos! Porque no es lo mismo jugar a los superhéroes o a Shakespeare, que jugar a los superhéroes y a Shakespeare al mismo tiempo y sin perder la gracia.
¡Felicidades a todos los involucrados en este título y a Disney+ para generarlo y ofrecérnoslo!
Luche con todas sus fuerzas por ver el desenlace de esta gloriosa miniserie del universo Marvel. Le va a encantar. De veras que sí.