Voy a decir una barbaridad, pero le juro que es cierto: amo esta cuarentena porque nos está regalando maravillosos ejercicios creativos.
No hay manera de abarcar todo lo que está pasando aquí. Desde la transmisión en línea de algunos de los mejores espectáculos del mundo hasta teatro creado específicamente para plataformas como Zoom, pasando por poesía, documentales y estudios fotográficos.
Hoy le quiero hablar de una joya que me encontré en YouTube. Es una serie de televisión hecha desde el encierro para el encierro, una experiencia imperdible desde todas las perspectivas.
Se llama El fantasma de la lavadora. Seamos sinceros, algo que se llame El fantasma de la lavadora suena a la peor de las porquerías, a una parodia, a algo que cualquier persona podría hacer con su teléfono celular para matar el ocio.
Bueno, pues me aventé el capítulo uno y le doy mi palabra de que no tiene nada que ver con lo que le acabo de decir.
El fantasma de la lavadora es una serie orgullosamente mexicana que ya la quisieran en Netflix o en Amazon Prime Video para un día domingo, de tan buena y de tan bien hecha.
Si se la pongo enfrente a La casa de las flores, a R o a Ana, cuidado, a lo mejor no tiene sus millones de dólares, pero hay un asunto de fondo y de control de calidad que no le pide nada a nadie.
Y cómo no, si el responsable de esto es Sergio Tovar Velarde, el director de Cuatro lunas, de Los inadaptados y de Mi último día.
¡Bendita cuarentena! Yo que usted me metía inmediatamente al canal de YouTube de este señor y me disponía a gozar con este concepto. Es muy bueno.
¿De qué trata? ¿Quiénes salen? ¿Quiénes están detrás? ¿Por qué tanto escándalo?
No le voy a contar muchos detalles para no arruinarle la experiencia, pero El fantasma de la lavadora es la historia de dos hombres, de dos desconocidos que, por culpa de la pandemia, terminan encerrados en la misma casa.
Estamos hablando de una historia de amor, de una historia de terror, de un estudio psicológico, de un asunto de diversidad sexual e incluso de una denuncia muy delicada.
Lo más atractivo es que cuando uno piensa que esto se va a poner denso, sus responsables aligeran el tono llevándonos a arrebatos creativos como de Woody Allen, como de Ana, y la serie termina por volverse entrañable.
Los únicos que salen son Sergio Tovar Velarde y Orlando Manrique Landisky que, como muchas parejas reales, se tuvieron que encerrar por el covid-19.
Y en lugar de concretarse a comer, entrenar y lavar baños, decidieron contar esta historia.
Como Sergio es cineasta y Orlando, compositor, su propuesta es 100 por ciento profesional.
Cuando usted vea esas tomas, cuando usted escuche esa música, sentirá que esta serie va en serio y eso es un auténtico regalo para quienes amamos los contenidos audiovisuales, una caricia para muchas personas que ya le dieron cuatro vueltas a la misma plataforma.
Y no, Sergio y Orlando no están solos, tienen el apoyo de Atko Films, Proyecto Pandamonium, Escándala, M.23, Estudio Azrael y Bearmex.
Me encanta que tantas instancias sean capaces de unirse por algo tan bueno en estos tiempos tan complicados. ¡Felicidades!
Luche por ver El fantasma de la lavadora. Le va a encantar. De veras que sí.