No tengo el honor de conocer a Saúl Armendáriz (Cassandro), pero muero por darle un abrazo, un beso y decirle: ¡Gracias!
Él y yo pertenecemos a la misma generación y, por lo mismo, me queda muy claro todo lo que sufrió y todo lo que consiguió.
Cassandro cambió la historia de la comunidad LGBT en México y Estados Unidos a través de algo muy importante: la percepción.
Él acercó a muchos heterosexuales al mundo gay, rompió con un montón de etiquetas y, lo más admirable de todo, se convirtió en un héroe, en un símbolo, en un modelo aspiracional.
Sí, yo sé que para los ojos de muchas personas, en estos tiempos de “dragas”, PREP y aplicaciones para ligar tal vez no signifique mucho, pero la realidad de Saúl fue otra.
Cuando él era un chavito, estaba prohibido hablar de homosexualidad en los medios de comunicación, no había educación sexual y ser gay era sinónimo de VIH. “No te acerques. Morirás de SIDA”.
Y él no sólo salió del clóset, se hizo luchador profesional, figura pública, ídolo de niñas y de niños. ¿Le sigo?
No, mejor vea o vuelva a ver bien “Cassandro”, la película biográfica que se estrenó la semana pasada en Prime Video.
Yo me quise esperar hasta hoy para escribirle de ella porque aunque tuve el privilegio de verla desde antes, quedé muy afectado en términos emocionales.
“Cassandro” no es como casi todas las películas y series biográficas que hay en el mercado. Es una obra de arte.
A mí me duele que se haya estrenado en México en una plataforma no porque los sistemas de distribución de contenidos en línea valgan menos o porque tenga algo en contra de Prime Video.
¡Para nada! Adoro el “streaming” y amo a todos en Prime Video.
Lo que pasa es que esto merecía una distribución de lujo con una premiere multitudinaria en Ciudad Juárez. Luego otra en Londres. Todos los premios del mundo en los festivales de cine más importantes del planeta (Además de “Sundance”).
Y al final, una exitosísima corrida en las salas cinematográficas que rematara en las plataformas.
Así, se confunde con las comedias románticas, con las telenovelas y con otras producciones que, aunque se merecen todo nuestro respeto, van por otro lado.
“Cassandro” vale como la vida de Saúl Armendáriz, sí, pero paralelamente vale como un ejercicio cinematográfico de alta creación.
Es una obra de Roger Ross Williams, un director afrodescendiente con una peculiaridad que ya había estado presente en muchos de sus contenidos como “Love to Love, Donna Summer” y “God Loves Uganda”: lo biográfico y lo social.
“Cassandro” es su obra maestra, ese punto donde no se necesita ni hablar español ni hablar inglés para entender lo que se está mirando. Lo que él hizo es cine en su máxima expresión.
Y es que este filme, como sus personajes, es 100 por ciento bicultural. Da lo mismo si se está en los estados de Texas, Chihuahua o Ciudad de México.
Todas, todos y todes tenemos que ver con esta historia de supervivencia, de aciertos y de errores, de la búsqueda de una identidad. Todos somos “Cassandro”. Todos estamos ahí.
Es en este momento donde tengo que hacer una aclaración pública: “Cassandro” no sería la joya que es si no fuera por la participación protagónica de Gael García Bernal.
Así como Cassandro, el luchador, acercó a los heterosexuales al mundo gay con su trabajo, Gael acercó a las multitudes de los cinco continentes a Cassandro con su fama y su talento.
El resultado es una bomba de inclusión. Lo más bello y positivo que le pudo haber pasado a la comunidad LGBT en años.
Pero comencemos por el principio. Gael: gracias por aceptar el papel de Cassandro. Para ti hubiera sido muy fácil rechazarlo y no necesariamente por la parte de la diversidad sexual.
Pero lo aceptaste, lo estudiaste, lo entendiste, lo dominaste, trabajaste tu cuerpo, aprendiste un acento en español, otro en inglés y, por si esto no hubiera sido suficiente, creaste algo nuevo, tuyo. ¿Se puede ser más grandioso en la vida?
Por eso, cuando hablamos de actores, hablamos de niveles, niveles que no por estar arriba de otros rompen su contacto con el pueblo, con las audiencias más humildes.
En “Cassandro”, Gael García Bernal hace una de las mejores actuaciones de su vida. Si a usted no le interesa nada de lo que le he dicho hasta ahora, sólo por ver a este genio de la actuación, vale la pena mirar esta película.
Para no hacerle el cuento largo, “Cassandro” viene con muchas más aportaciones y valores de producción. Celebro la participación espacial de El Hijo del Santo, de Perla de la Rosa, de Joaquín Cosío y de Bad Bunny, entre muchas otras personalidades.
Luche con todas sus fuerzas por ver, o por volver a ver con otra mirada, “Cassandro” en Prime Video. Le va a gustar. De veras que sí.