El Programa Analítico representó para las maestras y maestros de educación básica en el presente ciclo escolar un dispositivo que vino a modificar la cultura escolar en el ámbito de la colegiación, particularmente porque fue lo que ha determinado el sentido de las reuniones de Consejo Técnico. Su diseño y construcción implicó distintos posicionamientos en los docentes: a favor, en contra, resistencias, rechazo y/o indiferencia. Lo anterior se explica desde la percepción inicial que tienen de la política educativa, en específico de la Nueva Escuela Mexicana. Hay quienes la consideran “más de lo mismo”, otros “que solo cambian los términos” o bien, que representa una ruptura con las políticas anteriores. Lo cierto es que, como instrumento de la política, el plan de estudios considero como elemento esencial la elaboración de un programa analítico.
El desarrollo de los tres planos para la construcción del Programa Analítico fue complejo, en cada uno de ellos los docentes se enfrentaron a la incertidumbre de orden metodológico (cómo hacerlo) y a la articulación entre los diferentes elementos curriculares (ejes articuladores, campos formativos, procesos de desarrollo de aprendizajes, metodología de proyectos). A ello, se le agregó los materiales educativos (libros de texto y libro del maestro). En su conjunto, la consideración integral de todos estos elementos llevó a los docentes a caer en “zonas de incertidumbre” en las que permanece una gran parte de ellos.
Al cierre del ciclo escolar, uno de los grandes desafíos en materia de reflexión de la práctica será la evaluación del Programa Analítico (situación considerada en la última sesión del Consejo Técnico). Esta actividad de evaluación representa para las maestras y maestros una oportunidad para hacer una revisión cuidadosa de del desarrollo de cada uno de los tres planos y el momento de la planificación/intervención didáctica. El sentido de colectividad debe prevalecer en la evaluación. Qué hicimos, cómo lo hicimos y cómo podemos mejorarlo serán preguntas clave. La práctica hoy en día exige que se documente, y los registros de ella serán primordiales para identificar lo que puede continuar, lo que deba modificarse o bien lo que deba sustituirse, en términos de proceso, sentidos y resultados.
La evaluación del Programa Analítico implica un proceso de fuerte de reflexión y diálogo. Es momento para valorar la solidez y profundidad con que se hizo la lectura de la realidad y si fueron considerados de manera integral los elementos del entorno social que inciden en la práctica y cómo cada docente hizo frente a ello o lo consideró en la relación pedagógica con sus alumnos. Será momento para reflexionar sobre la estructura y contenidos del Programa Sintético, si bien expresa el currículum obligatorio, la reflexión docente puede analizar la pertinencia en términos de ubicación de contenidos, secuenciación y profundidad. Y desde luego, será momento para analizar la toma de decisiones pedagógicas en términos de selección, incorporación, jerarquización y organización de los contenidos escolares para su desarrollo. Finalmente, la pertinencia del Programa Analítico será valorada en función al momento de intervención pedagógico-didáctica de los docentes. La práctica es el elemento central para ello. De manera particular, para este momento la valoración y registro que poseen los directores y supervisores sobre la práctica de los docentes es primordial, porque en ella se expresan los sentidos, debilidades, fortalezas, posibilidades y avatares que vivieron y poseen los docentes.
Quizá la parte más importante en este proceso de evaluación del Programa Analítico sea el de tener presente que es una actividad de sentido pedagógico y no administrativo. La mediación administrativa que se ha vivido por parte de muchos directores y supervisores lo llevó a que este programa se considerara como un instrumento administrativo que, a partir de diferentes decisiones, fue colocándose en el terreno burocrático del cumplimiento. El sentido pedagógico quedó relegado. El Programa Analítico deber ser evaluado como dispositivo curricular pedagógico, con criterios de orden pedagógico y no administrativo. Es un dispositivo de formación continua en la práctica, luego entonces es pertinente evaluar el sentido de colegialidad, la argumentación en las decisiones pedagógicas, la articulación con el programa sintético, el enfoque pedagógico que se consideró, la pertinencia metodológica de las estrategias y recursos, el posicionamiento político-pedagógico de los docentes, entre muchos otros elementos. El Programa Analítico es la expresión de cómo los maestros piensan la escuela, como la perciben y cómo piensan re-hacerla. Es una expresión de creatividad y autonomía que no puede ser reducida a una demanda administrativa que se diluye en el mundo de la burocracia.