La Universidad Pedagógica Nacional (UPN) cumple 47 años el próximo 29 de agosto. Su vida institucional ha transcurrido en dos grandes momentos. El primero, desarrollado de 1978 a 1992 donde su despliegue fue articulado y de carácter nacional en sus ámbitos administrativo, académico y de gestión. El segundo, de 1992 a la fecha, donde la decisión de transferir sus servicios a las entidades federativas balcanizó su trabajo y condiciones institucionales para su desarrollo que, sin embargo, encontró en cada una de sus Unidades, posibilidades que le han permitido su mantenimiento a pesar de la indiferencia política y gubernamental en materia presupuestal, jurídica, de infraestructura, de equipamiento, laboral, académica y de gestión.
En estos 47 años, la UPN ha mostrado capacidad y pertinencia en la misión encomendada para la formación de profesionales de la educación. Cada uno de sus programas educativos, de licenciatura, posgrado y educación continua, poseen un carácter formativo-crítico asociado a los requerimientos de la sociedad y el campo educativo en sus distintos tiempos. Sus programas educativos han ponderado la formación docente y de profesionales de la educación desde una visión crítica de la realidad socioeducativa. Este sentido, ha sido bien visto por propios y extraños, pero también ha incomodado a los defensores del statu quo. El posicionamiento político-institucional-académico de la UPN se ha orientado por su lema “Educar para transformar”, el cual ha sido un detonante para mantener la identidad institucional entre sus miembros.
En la actualidad, es inevitable el recuento de la vida institucional en cada una de la Unidades UPN desde su transferencia en 1992. Su desarrollo institucional se estancó, las condiciones laborales de los trabajadores docenes y no docentes se vieron disminuidas y violentadas y el desarrollo académico ha sufrido limitaciones. Las Unidades UPN han vivido todo esto de manera diferenciada, pero han sido resilientes a su condición y día a día lo han demostrado. La transferencia administrativa, colocó a la gran mayoría de la Unidades en un lugar periférico de las políticas estatales, con altibajos, que han hecho muy sinuoso su camino, y sin embargo, están de pie, frente a un horizonte que se vislumbra difícil por la indiferencia político-gubernamental, aun cuando el proyecto político pondera la transformación social.
La UPN y sus Unidades cumplen un año más. La deuda que los gobiernos, federal y estatales, tienen con la UPN, sigue pendiente. El sentido de transformación social y educativa lo comprende muy bien la UPN. El proyecto político-gubernamental lo debe considerar y generarle las condiciones jurídicas, presupuestales y de desarrollo institucional integral para que la UPN se convierta en un aliado clave para la consolidación de un proyecto que transforme nuestra sociedad. Basta de la indiferencia!! La UPN requiere fortalecer su misión en la formación de profesionales de la educación en todos sentidos. Hoy más que nunca, el lema de “Educar para transformar” ha encontrado eco en el proyecto político-pedagógico de la Nueva Escuela Mexicana, pero para consolidar estos vínculos se requiere altura de miras, tanto del gobierno como de diputados y senadores para ofrecer certeza y estabilidad jurídico-institucional a la UPN. La deuda sigue pendiente.