La semana pasada escuché en un supermercado a una señora muy elegante reclamar que le empaquetaran sus compras, ¿cómo que no tienen bolsas?, preguntó indignada. ¿Qué clase de servicio es éste?, agregó casi burlonamente. En ese momento ella se enteró que ya no le van a dar nunca más bolsas para el mandado.
El uso de plásticos desechables en nuestra vida diaria ha ocasionado una crisis de contaminación, de manera que suspender las bolsas de plástico de regalo en los supermercados, es nada más una de muchas medidas que se deben hacer desde el gobierno, pero aún faltan las acciones que debe emprender la industria y, por supuesto, los ciudadanos.
Seguro recuerda, amigo lector, que en marzo pasado, el Congreso del Estado reformó la Ley Ambiental para prohibir que se regalen las bolsas de plástico en la entidad y por esta razón algunos establecimientos adoptaron ya la medida desde el inicio de octubre, y los que faltan, tendrán hasta el primero de enero para cumplir la nueva regla.
Ponga la basura en su lugar, decía un anuncio que buscaba concientizar a la población, y es que la basura fuera de su lugar, es sin duda un problema cultural; durante las pasadas lluvias del huracán Fernand, la presa de La Boca amaneció cubierta de basura, se recolectaron oficialmente 10 toneladas, en su mayoría plástico, más otras tantas que se recolectaron de la orilla.
La basura se traslada con el agua y el viento. Por desgracia, la mayor parte llega hasta los océanos, de hecho existen varias “islas de basura” en diferentes océanos del mundo, algunas, del tamaño del estado de Chihuahua.
Esas “islas” flotantes de basura son principalmente de plástico: bolsas, popotes, recipientes, jeringas, envases, basura electrónica, pet, partes de autos, muchísimas cosas más que nadie sabe cómo llegaron ahí y que los animales como tortugas, peces, delfines, tiburones, ballenas, confunden con alimento y mueren.
La basura fuera de su lugar es un problema cultural, pero es tan grande, que ya es un problema ambiental.
En esta prohibición de las bolsas plásticas, es claro que faltó más información, que la población se entere bien y se acostumbre, porque la idea es hacer una nueva cultura del uso del plástico y los empaques.
La Asociación Nacional de Industrias del Plástico (Anipac) salió muy tarde a dar su punto de vista, ya que no había remedio. Ellos aseguran que prohibir el uso de bolsas de plástico y los popotes no resolverá el daño ecológico, pues estos productos representan menos del 1.0% de los desechos plásticos totales.
Y probablemente tienen razón, suspender las bolsas de regalo no resolverá el daño ambiental, pero sí debe iniciar un cambio cultural en la gente.
Está claro que decirle “no” a los popotes, es importante por el cambio de actitud que representa, más que por la cantidad de delfines y tortugas que vamos a salvar; iniciar la costumbre de no usar productos plásticos que no son indispensables, esperamos que detone la revolución cultural que necesitamos.
Lo que hoy diga la industria del plástico no tiene importancia, con todo y los empleos que dicen que se perderán, porque nunca hicieron nada para no impactar el ambiente, estaban muy ocupados y contentos ganando dinero.
Lo cierto es que esta prohibición y el cambio cultural que llega poco a poco, es una alerta para estos industriales del plástico, porque la idea es eliminar en lo posible los desechables, sean biodegradable o no (que se supone que no son una solución). Así que la crisis seguirá y aumentará para los fabricantes que no busquen alternativas y aumenten su reciclaje.
Por lo pronto la mesa está puesta para que los ciudadanos pongamos granitos y sumemos acciones, adiós a las bolsas y popotes, pero también debemos agregar más productos, menos botellas de agua en pet (usar termo), menos empaques y hielo seco, poco a poco, pero cambiemos ya nuestra cultura de desperdicios… o usted, ¿qué opina?