Cultura

Cuando las dudas se acentúan con las respuestas (XLVII)

  • Pa'no molestar
  • Cuando las dudas se acentúan con las respuestas (XLVII)
  • Alejandro Evaristo

Fernando trata de entender por qué o a qué le dispararon los policías en la madrugada pero nadie está dispuesto a hablar con él, al menos no hasta recibir la autorización del comandante quien, por supuesto, no dejará pasar la oportunidad de formar parte de la investigación; el reportero le ha dicho que una vez resuelto reunirá sus anotaciones sobre este caso, publicará todo en un libro y él debe ser uno de los personajes centrales.

Él será quien proporcione los detalles más tarde, ahora la prioridad es la limpieza y la reorganización del lugar. No, no puede hablar con los elementos y mucho menos tomar fotos, la corporación le proporcionará algunas imágenes después. Solo le autorizó a hacer un rápido recorrido y ya.

El reportero acepta de mala gana y agradece, luego se encamina hacia la improvisada morgue mientras tantea el celular en su bolsillo. Hace cuatro, cinco tomas cuidando no ser descubierto: los cuerpos tirados, los centenares de orificios en paredes y techo, los restos de concreto y vidrio, la puerta con marcas de rasguños en su interior y también a las personas durante el reacondicionamiento y las labores de limpieza.

Acuerda con el comandante un sitio de encuentro posterior y se encamina hacia la salida del refugio, donde se encuentra con el chaval, quien le tiene grandes noticias. Uno de sus familiares trabaja en la comisaría y ha conseguido un espacio y la oportunidad para hablar con él sobre lo que está investigando.

No puede ocultar el entusiasmo, pero le preocupa el costo. En su momento aclarará el tema con el personaje en cuestión.

Horas más tarde se encuentran en un parque. El policía, vestido de civil, saluda cordialmente al comunicador y con una enorme sonrisa al estudiante, abrazo de por medio, claro está. Les entrega tres o cuatro fotocopias, no se las puede dejar, pero le da oportunidad de tomar notas. Hay algunas cifras, nombres de personas desaparecidas, lugares y fechas. La parte esencial es la marcada como “primer encuentro”, referido en especial al ataque y el caso de la pareja en el parque. Ahí están identificados los primeros testigos y sus versiones sobre lo sucedido.

Pasaron alrededor de 15 minutos reunidos y se despidieron. Uno agradeciendo y otro confirmando su disposición a ayudar. El policía corresponde, intercambian algunas últimas palabras de despedida y se va.

Poco después de las 4 de la tarde, Fernando y Miguel están sentados en la banqueta de una de las colonias en las orillas de la ciudad hablando con un adolescente.

El reportero y su joven aprendiz escuchan con atención los sinsentidos del muchacho, aunque aún no atinan a determinar si su estado actual es el idóneo para tomarle en serio o si tendrá consciencia de lo que hasta ese momento ha dicho… o dejado de decir.

Cuando lo presentaron a declarar ante el Ministerio Público, reconoció haber estado en el lugar e incluso que con sus compinches habían intentado asaltar a la pareja, pero luego empezó a hablar de algo que les asustó y salieron corriendo cuando vieron cómo la cosa esa levantó en vilo al mayor y más pesado de ellos, quien intentó enfrentarle aunque terminó huyendo también. Corrieron en diferentes direcciones y no volvieron a encontrarse desde entonces. Una parte del relato era creíble pero, en términos generales, la gente de la policía no le tomó en serio ni a él ni a los otros. Con algunas variaciones, la versión de todos los presentados coincidía. “Es probable que todos estuvieran intoxicados o ebrios”, culminaba el reporte policiaco.

Cuando terminó de leer, Miguel Ángel regresó los papeles al policía, quien le entregó un pedazo de papel doblado con la dirección para encontrar a uno de los chavos.

Fernando preguntó por qué los habían dejado libres. No había razón para mantenerlos aquí, la pareja tenía todas sus pertenencias consigo, incluso un sobre con 2 mil pesos, sus teléfonos y una computadora portátil, no les habían robado nada y no encontraron un solo elementos que les relacionara con la muerte de esos chavos, dijo el investigador.

No había realmente nada que les ligara con la muerte de la pareja, eso es lo que puedo decirle, había respondido horas antes.

Fernando no alcanza a concebir lo que ha escuchado.

- A ver, repite otra vez qué fue lo que vieron, por muy loco que parezca, y trata de ser lo más claro posible.


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