Cultura

Cempasúchil, la importancia de la flor de los muertos

  • Pa'no molestar
  • Cempasúchil, la importancia de la flor de los muertos
  • Alejandro Evaristo

La celebración del Día de Muertos transforma a México en un caleidoscopio de colores, aromas y simbolismos y, de entre todos sus elementos, destaca en particular el cempasúchil.

La “flor de los muertos” se convierte en una guía para las almas, mostrando el camino para regresar al mundo de los vivos y por ello su presencia es obligada en las ofrendas y altares. Su aroma es importante también porque guía a las almas hasta el altar.

Desde tiempos prehispánicos, el cempasúchil ha jugado un papel fundamental en la espiritualidad indígena. En náhuatl, su nombre, “cempohualxochitl”, significa “veinte flores”, una expresión que simboliza abundancia y plenitud; representa la vida y la muerte, el ciclo eterno. Además, en la cosmovisión indígena, sus tonos dorados evocan al sol, fuente de vida y de renovación, por lo que usarla en los altares es un recordatorio de que la muerte es solo un paso. Este detalle conecta al cempasúchil con deidades como Huitzilopochtli y Xochiquétzal, a quienes se dedicaban rituales que buscaban atraer la protección y la compañía de los ancestros.

Además, hay una leyenda alrededor de esta flor: se cuenta que dos jóvenes enamorados, Xóchitl y Huitzilin, ofrecían flores al dios Tonatiuh como símbolo de su amor, pero Huitzilin falleció en combate, dejando a Xóchitl sumida en el dolor y con el corazón roto. Entonces pidió a Tonatiuh que le permitiera reunirse con su amado de alguna manera, y como respuesta, el dios la transformó en una flor de cempasúchil. A Huitzilin lo convirtió en un colibrí para que cada vez que una de estas aves se posara en esa flor sus almas se reencontraran. El cempasúchil simboliza la muerte, pero también el amor que persiste más allá de ella.

En el Día de Muertos, cada pétalo de cempasúchil cumple con una función específica en las ofrendas. Las personas colocan sus pétalos y forman caminos desde la entrada de la casa hasta el altar, guían a las almas para que no se pierdan. La flor es un puente entre los dos mundos que nos recuerda el compromiso para recibir, con respeto y alegría, a quienes se nos adelantaron.

Pero no todo queda ahí, esta flor tiene aplicaciones prácticas que enriquecen su valor cultural. En algunos lugares se utiliza en infusiones y platillos tradicionales, ya que se le atribuyen propiedades digestivas y antiinflamatorias, por eso en el pasado era una planta medicinal valiosa en las comunidades rurales. En ciertas regiones incluso preparan dulces o postres con sus pétalos.

En Hidalgo hay sitios de cultivo de cempasúchil, específicamente en el Valle del Mezquital, donde la producción es una fuente importante de ingresos para muchas familias. Su cultivo inicia desde el verano, con especial atención en el riego y la temperatura para asegurar que el color y aroma característicos de la flor estén en su punto máximo al llegar la celebración.

Los colores amarillo y naranja tienen su propio simbolismo. Uno es vida y el otro, muerte. Juntos refuerzan la dualidad de esta celebración, el encuentro entre ambos mundos.

Después del Día de Muertos, hay quienes optan por secar sus pétalos y conservarlos en un frasco como recuerdo de la visita de sus seres queridos; es una forma de extender la conexión con el mundo espiritual y de preservar el aroma y color característicos de la flor. Algunos incluso los utilizan en infusiones, buscando que la tradición trascienda en otros sentidos convirtiéndolo así en un símbolo de esperanza, un recordatorio de que la esencia de nuestros seres queridos permanece entre nosotros.

El cempasúchil es mucho más que una flor de temporada. Su significado en nuestra tradición es profundo y complejo. En cada pétalo se encierra una mezcla de historia, leyenda y amor, pero esencialmente son un recordatorio de que la muerte no es el final, sino un paso más en el ciclo de la vida.

La próxima vez que vea un cempasúchil, recuerde que su color vibrante y su aroma envolvente llevan consigo siglos de tradición y un mensaje de amor eterno. Decorar las ofrendas con esta flor es un acto de cariño y de memoria hacia los seres que nos han dejado, una manera de recibirlos con el mismo amor con el que vivieron a nuestro lado. Esta flor es el símbolo de un México que honra a sus muertos no con tristeza, sino con respeto y celebración, reafirmando cada año que la muerte no rompe los lazos de amor que nos unen.


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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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