Entró a las oficinas eludiendo a los policías que recién terminaban turno y que amablemente le cedieron el paso por la evidente alteración en su rostro.
Confirmaba en sí misma las conclusiones médicas en torno al impacto que la falta de descanso provoca en una persona después de 24 horas sin dormir: cansancio, estrés, falta de paciencia y concentración, dificultades móviles, ansiedad…
Se acercó a la oficial en el primero de los escritorios, quería denunciar la desaparición de una persona y empezó a llorar. La mujer policía se puso de pie y trató de calmarla pero el esfuerzo no dio resultado, al menos no al inicio.
Le ofreció un vaso con agua y le dejó desahogarse.
El llanto le provocaba una real empatía no solo porque se tratase de una mujer, sino porque ella misma había atravesado apenas un proceso de luto porque su esposo, quien era inspector de servicios de seguridad privada, había muerto en la explosión hace unos días en la zona industrial.
Los mandos en la corporación le ofertaron una semana de descanso después de los servicios funerarios, pero rechazó la idea porque la soledad del hogar habría sido peor. Solo se tomó parte de la mañana para acabar con el papeleo y dar cuenta de algunos pendientes. Afortunadamente sabían ambos de los riesgos de su profesión y todo estaba al día, así que no había mucho por hacer: elegir una urna, esperar que concluyera el proceso de cremación y llevarle al sitio de su descanso final, sin velatorio y con apenas una muy breve ceremonia luctuosa para facilitar la despedida de familiares y amigos más cercanos. Todos le ayudaron de alguna u otra forma.
Mientras le conducía hacia el área dedicada a la búsqueda de personas desaparecidas en la corporación, dedujo que la joven tendría unos 22 años y estaba sola. Le pidió sentarse y esperar un minuto mientras llegaba algún agente especializado, lo cual sucedió apenas la joven ocupó el sitio designado.
La mujer acomodó sus lentes y abrió un nuevo formato de denuncia en la pantalla de cómputo. Preguntó nombre, edad, domicilio y otros datos también personales. Recibió las respuestas y las plasmó en el archivo digital, luego miró a la joven.
- Cuénteme sobre la persona que busca y por favor sea lo más específica posible.
- Se trata de mi novio, se llama Gabriel, yo le digo “Gaby” de cariño; no puedo decirle “esposo” porque no estamos casados y apenas llevamos viviendo juntos tres meses. Las cosas se empezaron a poner feas porque no nos alcanza el dinero para pagar todo, gas, luz, agua, teléfono, renta, comida… es un mar de cosas y pues algo había qué hacer. Nos conocimos en la escuela de música, ¿sabe? Él estudia todavía saxofón y yo acabo de terminar violín, por eso dejé de trabajar, para preparar mi audición que es la próxima semana en el conservatorio…
- Por favor, el tiempo es importante en estos casos, vaya al punto…
- Gaby pensó que tocar en la calle podría ser una buena opción -continuó, y como hubo una especie de reunión de jóvenes ayer por la tarde en el parque decidió ir a probar suerte, se salió a las 5 y ya no volvió. Solo llevaba el saxofón en su estuche, algunas partituras, un atril y como 20 pesos, nada más. Le he estado marcando y se escucha que entra la llamada, pero no contesta…
- ¿Te dijo si iría a otro lado?, ¿tenían problemas? Discúlpame pero debo hacer todo tipo de preguntas para poder determinar la acción a seguir… ¿crees que te engañaba con otra persona?
Escuchar tal cuestionamiento no hizo más que remover viejas heridas. No, él no le haría algo así, no después de…
- ¡No!, respondió indignada, él dijo que ya no tenía nada qué ver con la tipa esa y me lo juró. Por eso decidimos vivir juntos, además eso pasó hace un año. Ya no se vieron. Dijo que solo iría al parque a intentarlo y que regresaría en cuanto ya no hubiera mucha gente…
- ¿Amigos?, ¿una fiesta de última hora quizá?, ¿su familia?
- Nadie sabe nada de él, todos lo estamos buscando, a mí me tocó venir a la policía, nuestros amigos están recorriendo hospitales y otros lugares donde pudiera estar y no, él nunca bebe, no le gusta el alcohol. A veces se toma media cerveza y ya anda todo mareado el pobre…
La chica guardó silencio cuando la puerta se abrió y entraron los amigos… lo siento, nadie sabe nada, nadie lo ha visto después de lo del parque…