La paz en Guerrero está lejos de alcanzarse. El acuerdo entre grupos criminales rivales en Chilpancingo no permea en el resto de la entidad. Matan en Iguala, atacan en Taxco, amenazan en Acapulco. No se vive tranquilo en la sierra y la presencia criminal es evidente.
El motivo central es el poder que en la región mantiene La Familia Michoacana, que así como accede a que sus aliados acuerden respetar una tregua en Chilpancingo, ataca en otra región de la Tierra Caliente que une a Guerrero, Michoacán y Estado de México.
La semana pasada, obispos de Guerrero expusieron el fracaso en su intento por pacificar la región, antes de que se anunciara la tregua entre Tlacos y Ardillos en Chilpancingo, pues veían como obstáculo la negativa que, directamente, les expresaron los líderes de La Familia Michoacana.
El encuentro ocurrió hace unas semanas. Participaron sus líderes, los hermanos Hurtado Olascoaga: Jhonny, El Pez, y José Alfredo, El Fresa. Fueron receptivos de los planteamientos que hicieron los sacerdotes, pero contundentes en su rechazo. Incluso plantearon su inconformidad con que dentro de la misma iglesia otros sacerdotes “hablen de más”.
Se trata de dos importantes líderes criminales por los que la Fiscalía General de la República ofrece una recompensa de 500 mil pesos para dar con ellos. Sin embargo, pueden mantener un encuentro con obispos sin que alguna autoridad se entere. Nadie los detiene o nadie quiere detenerlos.
Quienes se enteraron de la reunión estaban incrédulos de que los principales generadores de la violencia, no solo en Guerrero sino en partes de Michoacán y Edomex, anduvieran tan campantes.
Para algunos resulta un avance que al menos sus aliados en Chilpancingo accedieran a la tregua para evitar hechos de violencia y que la paz (narca) volviera a la capital del estado, que llevaba días sin transporte público ni clases presenciales.
La Familia Michoacana busca hacerse de territorios para sus negocios relacionados con el narcotráfico, para los que ha incrementado su base social e instaurado el cobro de cuotas a distintos negocios. Hechos que han motivado la inconformidad de los habitantes que se les enfrentan a machetazos como en Texcapilla, Estado de México, o aceptando armamento del grupo rival como en Buenavista de los Hurtado, Guerrero.
Reitero, la paz en Guerrero está lejos de alcanzarse. Es un pendiente que la autoridad ahora endosa a los obispos.