
Rara vez hablamos de lo difícil que es ver a nuestros padres envejecer. A mi consultorio la vez pasada llegó Eugenio, un paciente que cuando le pregunté cuál era su motivo de consulta me dijo “ya tengo 40 años” y después de un pequeño silencio continuó diciéndome que su papá, de forma reciente, había enfermado y ahora dependían de él no solo sus hijos y empresa, sino también el bienestar económico de sus papás. “Necesito estar bien para todos”, concluyó.
Darse cuenta del envejecimiento de los padres es un punto de inflexión en la vida de las personas. Es el inicio de un duelo constante que muchas veces se muestra como frustración, como cuando los ves batallar con su rutina, moverse un poco más lento u olvidar cosas simples. Reconoce tu dolor de ver este cambio y busca compasión en tu interior, la misma que ellos te mostraron en tu infancia cuando tuviste dificultad con tus rutinas, ten la misma paciencia que ellos te tuvieron mientras aprendías y te enseñaban una y otra vez las lecciones que olvidabas.
En mi experiencia, los hombres en su cuarta década de vida se dan cuenta de lo frágil que es la vida y lo rápido que pasa el tiempo, en especial cuando su papá enferma. Es complicado ver como tu superhéroe pierde sus poderes pues claro que una parte de ti lo recuerda saludable, fuerte e independiente. Es curioso, pues, aunque muchas personas con las que he platicado vieron a sus abuelos en condiciones similares, no presenciaron de forma consciente ese declive en funcionalidad que, ahora, les entristece atestiguar en sus padres.
Lamentablemente, vivimos en una cultura que le teme a la muerte. No hablamos sobre este tema que todos viviremos en el ciclo de vida, y eso nos orilla a vivir el duelo del declive de nuestros padres en soledad. No sabemos cómo manejar estos temas pues no nos han enseñado a tener conversaciones abiertas sobre qué esperar de la muerte, qué hacer ante situaciones de enfermedad y cómo actuar frente al declive de quienes amamos.
Es difícil lidiar con los sentimientos de soledad, incapacidad de ayudar y frustración. Es complicado porque es incómodo ya que no se habla de este tema de manera cotidiana entre las amistades. Es por ello por lo que es importante abrir la conversación sobre la vejez hoy, para que tus hijos no vivan esta experiencia en soledad, tristeza continua y ansiedad cuando tu declive comience.
Si estás pasando un momento similar, te abrazo, no estás solo. Busca acompañamiento y guía. Acércate a médicos que te puedan orientar sobre cómo tratar los cambios que ves en tus padres y así saber cómo debe ser tu cuidado hacia ellos en este momento de su vida. Y haz lo que Eugenio, tú necesitas estar bien, pero no por tus padres ni por tus hijos, sino por ti. Tu futuro lo construyes hoy, encuentra alguien que guíe tu estilo de vida para que logres vivir más y mejor, y así logres que tu declive en el futuro no sea tan marcado ni repentino. Se puede envejecer de forma saludable retrasando las enfermedades y preservando la independencia con acciones cotidianas como durmiendo temprano, haciendo ejercicio, cuidando tu salud emocional y comiendo mejor. Nunca es muy temprano para comenzar.