Política

Lotería tapatía (Parte 26)

  • Doble P: Periodismo y Política
  • Lotería tapatía (Parte 26)
  • Alan Ruíz Galicia

¡ Dios!
¡ Dios!

Crecí en León, Guanajuato, una ciudad que nunca me gustó. Y era recíproco, porque tampoco me trató muy bien. Suelo amar las ciudades en las que vivo, y actualmente estoy en la etapa de un intenso enamoramiento con Guadalajara, que me parece atractiva y peligrosa. Yo soy periodista, por lo que tengo debilidad por ambas cosas. 

Cuento esto porque un parecido entre León y Guadalajara es que ambas ciudades tienen reputación de conservadoras y religiosas. Como adolescente en León, me declaré ateo, como una forma de oponerme a una sociedad que percibía como opresiva. Otro factor para hacerlo fue que mi papá tuvo una enfermedad desconocida por la cual estuvo postrado durante dos años; luego de haber perdido las esperanzas y los ahorros en toda clase de tratamientos médicos, fue visitado por una señora misteriosa que, de un día para otro, logró una enorme mejoría en la salud de mi padre. Esta persona pertenecía a una organización religiosa sobre la cual no tiene caso abundar aquí. El problema de esa intervención fue que mi padre decidió emplear su existencia en participar en este culto, lo que paradójicamente lo alejó de su rol en nuestra familia. Me costó entender su decisión, pero la respeté. En cualquier caso, estas situaciones explican mis razones para sentir recelos hacia la religión. 

Con el paso de los años, como es normal, relajé mi postura, y comencé a autodenominarme agnóstico, que no era otra cosa que decir que en lo que toca a lo divino, hay que suspender el juicio. Sin embargo, hace dos años comencé una búsqueda espiritual genuina, como parte de mi desarrollo como ser humano y del proceso de autoconocimiento normal en una persona adulta. Mi acercamiento fue a través de la espiritualidad ignaciana; mi idea fue dedicar tiempo a una etapa de búsqueda del encuentro con lo divino y aceptar su presencia o su ausencia. En poco tiempo obtuve la respuesta que necesitaba. Decidí actuar en consecuencia, y en ese sentido, soy muy hijo de mi padre.

Al caminar entre los árboles del ITESO, tuve una experiencia contemplativa. Decidí apuntar lo que sentí en ese instante, que transcribo a continuación:

“Dios debe sentir al verme lo que yo siento al ver sus árboles: la naturaleza es el erotismo del alma. Admiro la belleza desnuda del mundo, la piel fresca de la realidad. Mi vista hechizada se funde con la danza de la vida. Me presento al instante en que lo visible permite admirar su fino ajuste, y mi sorpresa se alegra de vivir bajo este manto amoroso interminable. Mi alma es amante solícita de lo que hoy se le ofrece, y es tomada de pronto con una tierna firmeza: por un momento todo parece fácil y posible. La felicidad no es ser el rey del mundo, sino su amante más inocente. 

Soy conducido por su sabiduría a los caminos que no se saben: siento el goce de ser dulcemente preparado para una nueva satisfacción. Tendré una sed nueva mañana, lo sé. Y al mañana del mañana. Voy a querer estar en estos brazos infinitos que me acogen, y vivir nuevamente el delicioso rapto espiritual, para reconocer mi inocencia colmada de las más ingenuas preguntas y reafirmada en las más dulces respuestas: lo que nunca oídos han palpado, ni vista alguna ha perfumado, ni tacto ha gustado, ni alma ha sentido, ni carne ha contemplado, ni palabra ha podido decirse que capture la tensión del arco de este desbordamiento. 

Pero me dejo vencer, y por eso he vencido. Hago silencio y le escucho, y respiro, y le dejo entrar en mí, y cierro mis sentidos para ser su casa, y me olvido de quién soy para entrar en él: eclipse de naturalezas. He vivido la carne para desnudarme de ella en este instante: espiral ascendente, pura presencia que se desmaya ante el jinete del mundo: y yo me dejo a Él. Cuanto es, las formas y los símbolos, cuanto existe y conocí renace para ser este punto de apoyo en que puedo alcanzar un supremo dejar de ser interminable. 

Amor que me arrebatas dulcemente, permíteme permanecer en este olvido eterno en unión con el principio. Despósame para siempre, fuerza amistosa; mis nupcias sean con el cielo amante, al que pido temblando una sola cosa: que mi oración nazca de mi poesía para decirla al oído de todos los nombres”.


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.