Política

Nos urgen nuevos partidos

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Redacto este artículo horas antes de que se dé a conocer el conteo rápido del INE. No conozco, pues, el desenlace de esta contienda desigual y sucia del partido de Estado contra la oposición pero sí tengo claro que, gane quien gane la Presidencia y el Congreso, se impondrá la realidad: el sistema de partidos de México no da para más. No hablo de nuestra transición democrática en general —que hoy por hoy está trunca— sino específicamente de la ínfima calidad de la partidocracia mexicana. No se ha inventado una democracia que funcione sin partidos políticos y la nuestra, que no ha superado el umbral de la precariedad, debe empezar por depurarlos o de plano reemplazarlos.

Disclaimer: nuestra transición tendría que volver a empezar si Morena y sus satélites obtuvieran la mayoría calificada en el Congreso y aprobaran las 20 iniciativas del presidente López Obrador. Pero dado que no lo considero viable dejo el tema para peor ocasión. Lo que quiero abordar ahora es el imperativo de refundar o sustituir al PRI, al PAN y al PRD e institucionalizar a Morena. Voy de atrás para adelante. Si bien en 2018 un segmento del electorado le dio el beneficio de la duda al movimiento obradorista por su novedad y por el talante antisistema de AMLO, es evidente que se trata de una colección heterogénea de grupos de ADN belicoso cuyo único pegamento actual es la figura del “jefe máximo de la transformación”. Con su factótum fuera de Palacio Nacional y sin alcanzar la institucionalidad Morena carecerá de cohesión y correrá el riesgo de resquebrajarse en reyertas intestinas. Si gana, Sheinbaum difícilmente podrá arbitrar las disputas internas; si triunfa Xóchitl, la pérdida del poder hará que el muégano se quede sin miel y se rompa.

Del buró priista no hay mucho que decir: hace años que le debe a su militancia una refundación. Ya he dicho que es mal negocio pronosticar la muerte del PRI, que ha resucitado varias veces, pero me voy a atrever a hacerlo: si no se renueva a fondo, y con la anemia que le provocó la sangría de su antigua base social a manos del morenismo, lo aplastará el peso de los negativos que trae encima. Y el panismo, aunque no está en la antesala de cuidados intensivos, tiene que ir a terapia intermedia. La suya no es una crisis de identidad, como la del priismo, sino un problema de integridad. Si bien cuenta aún con cuadros valiosos, resiente la mengua de su mística democrática y de la congruencia de sus líderes históricos. El PRD requiere reanimación cardiopulmonar: sacudirse el tribalismo, hacer que la derrota deje de ser rentable y, como el PAN, ir en busca de la honestidad perdida. En suma, a todos los ha corroído la corrupción, como lo está haciendo con Morena. Y ni hablar de la “chiquillada”, que agrupa franquicias o rémoras o comparsas o todo junto.

A mí, francamente, me gustaría que surgiera al menos un nuevo partido. Uno que nazca sin las taras de la política patrimonialista, con liderazgos frescos, mecanismos de democracia interna que le impidan alejarse de la ciudadanía e ideario socialdemócrata. Es sumamente difícil fundar un instituto político en México, porque la partidocracia hace las leyes y se protege poniendo trabas a lo que implique mayor competencia, pero las nuevas generaciones tienen la energía para lograrlo.


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Agustín Basave
  • Agustín Basave
  • Mexicano regio. Escritor, politólogo. Profesor de la @UDEM. Fanático del futbol (@Rayados) y del box (émulos de JC Chávez). / Escribe todos los lunes su columna El cajón del filoneísmo.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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