Cultura

Sueño

Soñé con Monterrey, mi ciudad. Caminaba entre ruinas que descansaban sobre una pendiente cerca de los cerros. Eran casas y edificios de adobe, madera y ladrillo; no tenían techo. Todo estaba lleno de espinas y nopales; hacía muchos años que aquello había sido abandonado. Los trashumantes y sus cabras son los únicos que durante décadas encontraron refugio en estos vestigios, pero en este escenario también han desaparecido. Merodeo entre los despojos y encuentro discos de vinilo de larga duración; pienso que el LP. Simboliza una época pretérita antes de la transición a lo digital y aparecen con frecuencia en mis sueños. Y no es extraño, pues a mí me tocó vivir ese cambio. Sigo caminando y encuentro basura: latas apachurradas, botellas de vidrio, bolsas de frituras; pienso entonces que esos objetos son los que aparecerán en un futuro muy lejano como evidencia arqueológica con la cual se podrá reconstruir parcialmente nuestro estilo de vida. Echo un vistazo a la ciudad pero no hay edificios modernos ni grandes avenidas; es como un Monterrey del siglo XIX y aparece como un espejismo, como una ciudad de arena deslavada llena de basura, calcinada, muerta.

Camino hacia una especie de cantera circular; alrededor del centro se despliegan una serie de hamacas de henequén: hay gente durmiendo. Me acerco, silencioso, apenas respiro: son cadáveres. Momias resecas por el sol del desierto, polvo confeccionado para parecer figuras humanas. Me fijo en ellos y sus rostros son irreconocibles, pero sé perfectamente que son familiares y amigos, la gente que conocí en vida: ahí están todos. Al centro hay una hamaca solitaria y temo acercarme pues sé perfectamente que se trata de mi propio cadáver, soy yo quien descansa ahí. Inquieto salgo de ahí y camino hacia la montaña; me meto en un cañón muy seco y con paredes altas y escarpadas. Se va haciendo cada vez más estrecho y enredado y comienza a dividirse en varios caminos. En ese punto estoy perdido y no sé por dónde ir y cuando veo hacia atrás me doy cuenta que el cañón se ha cerrado y no hay manera de regresar. Siento que estoy atrapado en un laberinto de roca del cual nunca voy a salir. En ese punto mi respiración es agitada, pronto empiezo a hiperventilar. Una sensación de oprobio me envuelve y comienzo a sentir una presión en el pecho. Entonces despierto.

Todas las ciudades tienen sus ruinas, sus edificios destruidos unos, reconstruidos otros. La mayor parte de estas ruinas se han perdido, mimetizado o fueron absorbidas por nuevas construcciones, y así no podemos verlas o reconocerlas. Vestigios, rudimentos, desechos, ecos que se desplazan desde muchos años atrás y que se desbaratan entre el trazo urbano más reciente, y esas presencias arqueológicas palpitan en nuestra realidad inmediata. Y apenas lo notamos. Es una presencia espectral.

Nosotros también cargamos con recuerdos perdidos, difusos, deslavados y tenebrosos. Es parte de una realidad interna, una que no teminamos de reconocer, de entender, de asimilar. Caminamos con un montón de ruinas a cuestas que nos asaltan en sueños y nos confunden. Hay un pasado que vive dentro de nosotros pero que no habita como recuerdos sino como una fuerza misteriosa y oscura que influye en lo que hacemos y en la manera de sentir, de ver las cosas. Cargamos con muchos tiempos en nuestra mente, se enredan y generan un momento extraño, y cada quien lo vive de manera distinta.

Aún no sé qué significa mi sueño, pero me inquietó mucho verme en un futuro muerto, rodeado de mi gente, en un sitio desolado y estéril. Creo que el laberinto en donde estoy atrapado puede ser la muerte y sus enredijos absurdos, la maraña de la angustiante eternidad, la pesadilla de no ser ya más. Quién sabe. Mi sueño estuvo rozando los bordes de la pesadilla. Espero que en otro episodio onírico no se transforme en eso.

[email protected]

Google news logo
Síguenos en
Adrián Herrera
  • Adrián Herrera
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.