Cultura

Posesión

Fui al cine a ver la película de El exorcista del Papa. Le voy a dar mi impresión. Posee elementos muy obvios sacados del canon de El exorcista, pero son completamente inertes e inefectivos. También presenta una trama –muy mal elaborada– al estilo de Dan Brown y, muy lejanamente, a Umberto Eco. La relación entre los elementos clásicos de El exorcista y esta trama de intriga, magia y cuestiones paranormales es inconexa. Sencillamente no veo dónde está la conjetura donde se pueda definir el estilo y sentido del filme. Porque no es ni película de terror, ni de acción, ni de intriga, ni thriller, ni drama psicológico, ni nada. Creo que pretende ser un poco de todo lo anterior, pero sencillamente no funciona. A ratos raya en lo patético. En un punto en particular: hay dos sacerdotes con crucifijos intentando expulsar un demonio del cuerpo de un niño, copia chafísima y forzada de El exorcista. La escena cae totalmente dentro de un sketch de Saturday Night Live. Estuve, de hecho, a punto de soltar una carcajada estruendosa, monstruosa e infecciosa. Así, tampoco es comedia, pero vaya que lo intentaron. Entonces, ¿qué nos queda? Ah pues una entretenida película de efectos especiales, que para eso sí luce. Pero hasta ahí. Es, pues, un revoltijo inconexo y disparatado. Ni siquiera sobresalen las actuaciones; pudieron haberse ahorrado el sueldo de Russell Crowe y contratar a un actor más baratico. ¿Quién carajo escribió el guión de este filme? Bueno, pero, ¿sabe qué? En algo medio acertaron: establecieron una conexión incómoda entre los abusos sexuales perpetuados por sacerdotes y de cómo la Iglesia los ocultó, y en otra parte presenta a la Inquisición como una especie de conspiración de Satanás para controlar la Iglesia católica y de esa manera emprender una campaña de intolerancia, odio, persecución, tortura y muerte. La idea es buena, pero las conexiones neuronales de la trama son esquizoides.

La fascinación por el tema de las posesiones alude, quizá, al hecho de ser arrebatados por una fuerza superior a nuestras capacidades y no poder rechazarla ni combatirla. Pero también a que muchas de estas intervenciones se deben a una deformación de las potencias psicológicas –tal vez neurológicas–, lo que implica perder el control de nosotros mismos. Tiene que ver con el concepto de la maldad y también con el de la suplantación de la personalidad. Pienso que, además, es asiento de este temor a ser tomado por esa personalidad desobediente y procaz que muchas veces nuestra educación y la cultura en que vivimos no nos permite dejar que expresemos: soltar ese demonio, esa entidad grosera y grotesca que no respeta leyes, reglas ni convenciones y solo quiere liberar emociones, exabruptos, sapos, alacranes y víboras ponzoñosas. Pienso también en esa escena específica del Nuevo Testamento donde Cristo mete a una legión de demonios en una manada de puercos (que no tenían ninguna culpa) y éstos, enloquecidos, se precipitan por un acantilado hacia el mar y mueren. Imagino así que esta locura es también masiva, social.

Ese día en el cine una pareja se besaba en la oscuridad unas filas abajo. Tenían su charolita con refrescos, palomitas y hot-dogs. No estaban muy interesados en la peli, pero a ratos le echaban un ojo, sobre todo en las partes donde ocurría algo con mucho ruido y acción. Como a la mitad de la función el tipo se levantó al baño y la dama se quedó sola. Entonces ocurrió; comenzó a toser y luego a eructar. La gente fija su atención en ella. Minutos después se guacareó de manera dramática. Algunos aplaudieron –yo entre ellos– mientras que otros lanzaron exclamaciones de sorpresa. Yo grité que estaba poseída y la gente comenzó a reír. Llegó el novio y vio el mugrero. Salieron. Nos llega un olor nauseabundo que combina perfecto con la película. Definitivamente era lo que le faltaba para justificar el costo del boleto, un bonito efecto orgánico y repulsivo, muy al estilo de El exorcista original.


Google news logo
Síguenos en
Adrián Herrera
  • Adrián Herrera
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.