Todos hemos visto, de alguna u otra forma y manera, un fantasma. Pero antes que nada, ¿qué coño es un fantasma? Nuestra primera apuesta sería por una proyección antropomorfa: es lo más natural. Pero el concepto va más allá.
Robert Graves apunta que no debemos reducir la explicación de todo el fenómeno del fantasma a una mera “proyección fantasmagórica producto de una neurosis traumática”. Y va más allá: sugiere que se trata de un evento, más que una criatura o cosa. Agrega que cada casa o sitio que haya tenido ocupantes está, de alguna manera, embrujado, sugiriendo la propiedad de persistencia de tal fenómeno. El mismo Graves relata un incidente en un chalet en Francia, cuando se encontraba atizando el fuego de la chimenea. Sintió que una mujer le hablaba, a lo cual él respondió. Resulta que, al voltear, allí no había nadie. Graves especula que probablemente ocurrió un traslape de tiempo y que en realidad la señora francesa lo habría visto a él como un fantasma, es decir, al revés de como él lo había supuesto. Tal teoría viene de la idea de que el tiempo no posee un valor absoluto, según el libro de J. W. Dune, “experimento con el tiempo”. Dentro de este escenario, una parte del fenómeno del fantasma sería una presencia constante de personas extrapolándose en el mar de los tiempos.
Por otro lado, cualquier psicólogo le dirá que, estando bajo circunstancias, digamos, favorables, la creencia en alguna aparición será mucho más viable. Ejemplo: una casa abandonada a mitad de una tormenta, personas reunidas relatando historias de terror o leyendas antiguas, algún ruido sospechoso... todo esto prepara el camino para caer fácilmente en las acogedoras alas de la experiencia sobrenatural.
El Poltergeist, o fantasma travieso, es un tipo de fenómeno específico. Yo mismo lo he experimentado en mi restaurante. Tuvimos un barman que murió durante la pandemia. Era una persona flemática y rabiosa, y peleaba con todos. Después de reabrir el negocio comenzaron a ocurrir pequeños incidentes, que iban desde puertas que se abrían solas, objetos que caían al suelo o que se movían sin razón o causa discernible, luces que se apagaban y prendían y cosas por el estilo. Todo está en las cámaras de seguridad. Hoy el personal está convencido de que se trata del espectro del encargado de barra. Yo mismo he llegado a creer que es cierto.
Para el espiritismo, los fantasmas son parte de una clasificación más amplia, la de los espíritus, los cuales define como “seres inteligentes de la creación que pueblan el universo fuera del mundo material”. Es una definición muy amplia, pero abre el camino para intentar comprender la amplitud del fenómeno.
Antes que nada hay que establecer la diferencia entre una manifestación y una aparición. La manifestación es una indicación indirecta de –en este caso– un fantasma. Una aparición ya es una expresión directa de tal entidad. El Poltergeist no se exhibe como tal, solo hace travesuras y a través de éstas lo reconocemos. Pero hay otros que sí se muestran de manera directa y éstos suelen ser mucho más aterradores; se presentan, a veces, como lo que son, otras, con caretas tan variadas como les es posible mostrar.
A todo esto yo le pido no reducir el fenómeno a una simple delusión psicológica, o una simple confusión generada por condiciones físicas específicas; todos tenemos historias de fantasmas, vividas o escuchadas, y el fenómeno es universal. Los putos fantasmas existen, de una manera u otra. Y no: no voy a caer en el efecto mediático farandulero y de entretenimiento en donde las anécdotas se transforman en un circo burlón y tonto que no logra explicar nada. La idea es que se le vea a este fenómeno como lo que es: un proceso complejo de percepción tanto individual como social que no puede –ni debe– reducirse a explicaciones bobas. Ciencias como la antropología, psicología y sociología ayudan a entender el fenómeno, pero no tienen la última palabra.
Claro, hay mucho charlatán e improvisado que aprovechan la circunstancia, pero siempre los ha habido.
Lo que sí le puedo garantizar es que, cuando yo me muera, voy a regresar a pegarle el susto de su vida a más de uno. Cuente con eso.
Adrián Herrera