Cultura

Creatividad

Tenemos un problema grave. Se nos dice, a todas horas y en todos los medios, lo que tenemos que crear basados en las necesidades del mercado. En cierta época no había semejante cosa; uno creaba de acuerdo a lo que sentía, creía, soñaba o percibía o de acuerdo a una simple ocurrencia. Nunca nos cuestionábamos si lo que creábamos se iba a vender o si era lo más adecuado para tal o cual grupo de personas. Nada de eso; teníamos una libertad creativa que hoy ha sido efectivamente secuestrada por las tendencias, los estudios de mercado, los gustos que un pendejo detrás de una computadora imagina como próxima tendencia y claro, por las fobias y correcciones “diplomáticas” que llevan consecuentemente a una censura. Estamos peligrosamente limitados por esta actitud, condicionados a crear de acuerdo a modelos que se basan en estudios y estadísticas, no en la espontaneidad, chispa e ingenio humanos. Hoy todo debe adaptarse a un molde, una intención y, claro, tiene que reportar un resultado económicamente viable y con un impacto mediático correspondiente, de lo contrario, el proyecto no procede.

La fuerza creativa es un motor fundamental en nosotros. El medio sobre el cual se proyecte es lo de menos: fotografía, pintura, danza, música, literatura o ingeniería. Lo que verdaderamente importa es la estructura e intensidad de este ímpetu. Esta energía no posee forma ni dirección, debemos darle sentido de acuerdo a lo que pretendamos. ¿Hacia dónde debe ir esta creatividad? ¿Se vale por sí misma o hay que encauzarla, focalizarla? La moda hoy es condicionarla.

Tengo un amigo músico. Tiene talento, pero no se ubica. A veces piensa que lo que hace es anticuado, que ya se hizo o que de plano no encaja en lo de hoy. Otro día amanece con la idea de que su propuesta no está dentro de los cánones comerciales y sabe que ninguna disquera o casa productora le va a hacer caso. En todo tiene razón; su confusión se debe a que los principios para crear, para expresarse, cambiaron. Y tiene razón en suponer que no le van a comprar su música quienes, como dije al principio, se la pasan presionando a creadores para que hagan lo que ellos quieren, sin respetar la individualidad y genio. Pero no todo está perdido.

Por fortuna, los medios electrónicos y redes sociales permiten una libertad que antes no existía. Es curioso porque, por un lado, nos condicionan, pero por otro gozamos de una libertad de expresión y proyección nunca antes vista. Entonces, ¿dónde coño está el problema? En la indoctrinación psicológica que se genera por esos mismos medios. Y no, no es teoría conspiratoria ni complot, es una realidad psicosocial. Muchos creadores, comunicadores y artistas sienten esta necesidad de reprimir sus impulsos; no porque exista una ley que los limite o una amenaza política, no. Ellos no lo hacen porque se ha interiorizado un proceso de represión y acondicionamiento que les genera una ansiedad, un conflicto. Ya lo dije: existe una presión tremenda por hacer lo que la gente quiere. Al creador no se le respeta, se le manipula.

Pero veamos la parte buena, la que nos puede sacar del apuro: mi amigo músico se ha dado cuenta de todo esto y ya empieza una campaña en YouTube y otras plataformas para hacerse notar, y resulta que mucha, mucha gente comparte su manera de ver las cosas y le sigue. Sí, pronto caerá en las garras de una de esas productoras, pero él sabrá qué hacer. Por lo pronto la tecnología nos permite salir a la luz de manera inmediata y exponernos tal cual.

En todo caso, le pregunté a mi amigo el músico a dónde quería llegar. ¿Fama? ¿Trascendencia? Se quedó callado. Tiene todas las herramientas para lograr cualquiera de los dos escenarios, pero no está seguro de querer tomar ninguno de los dos caminos y no puede hacerlo porque está profundamente confundido. Y eso porque, para trascender, te tienes que olvidar de ti mismo y eso está muy cabrón de lograr. Y más en una realidad donde te enseñan que la reacción de lo que haces vale más que el contenido que pudiera tener. Pues no mames. Las cosas ya no son como antes. ¿Dónde quedó la experimentación, el sentido de la aventura intelectual, del riesgo? Le informo, con gran pesar, que todo eso se ha ido efectivamente a la mierda.

Hay que desconectarse de todo este embrollo comercial, mediático y pretencioso para meterse dentro de uno mismo, regresar a esos procesos profundos y misteriosos y dejarse llevar por esa química extraña que ocurre bajo ciertas circunstancias. Porque cada individuo es único y posee la capacidad de ver al mundo de manera particular, y eso vale más que esta tendencia nefasta de homogeneizar la expresión creativa y de tentar al individuo para que le aplaudan y le lluevan likes en sus redes sociales cuando publica mugrero. Y eso es justamente lo que le estamos enseñando a los niños: a crear y consumir mugrero desechable. Bonito futuro nos espera.

[email protected]

Google news logo
Síguenos en
Adrián Herrera
  • Adrián Herrera
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.