Por: Luz Marina Arias y Luis de la Calle
Ilustración: Patricio Betteo, cortesía de Nexos
Próximamente verá la luz un trabajo de investigación en el que analizamos la conexión entre violencia criminal y recaudación de impuestos en los municipios y entidades federativas de México para el periodo 2000-2018. En principio, uno esperaría una relación negativa; es decir, que la atomización del mercado criminal y el incremento adjunto de la violencia aumenten el costo de hacer negocios (hay que pagar mordidas, contratar protección), trajera consigo un clima menos propicio para invertir y generar recaudación pública. Al mismo tiempo, podría suponerse que en un contexto de alta desigualdad, en el que las clases altas recurren a los mercados para abastecerse de bienes y servicios, resultaría poco probable que las amenazas criminales les empujen a coordinarse para reforzar las instituciones públicas de seguridad. Sorpresivamente, nuestros resultados indican que la violencia criminal está ligada a una mayor recaudación fiscal, al menos en las entidades federativas. Los estados con más violencia criminal recaudaron más durante los sexenios de Calderón y Peña Nieto, y este resultado es robusto a la inclusión de numerosos controles y al empleo de variables instrumentales para modelar la endogeneidad entre violencia e ingresos.