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Las criptomonedas: ¿nuevo paradigma financiero?

Esta divisa virtual está concebida para utilizarse en la cartera digital de la empresa, y será compatible con WhatsApp y Messenger.

Desde inicios de este siglo ha surgido un fenómeno que comienza a tomar forma de manera acelerada: las tecnologías exponenciales. En sus diversas vertientes como la inteligencia artificial (IA), la biotecnología, la nanotecnología, el Internet de las cosas (IoT), big data y hasta la realidad virtual, se han vuelto propulsores masivos de un cambio en la vida cotidiana de las personas. 

En el ámbito financiero, en específico, su presencia ya se deja sentir por medio de las empresas tecnológicas fintechs, las aplicaciones móviles (apps) y los monederos electrónicos, por mencionar algunos. Aunque todavía no están en su punto más alto, sus efectos en la sociedad empiezan a representar una amenaza a las instituciones bancarias.

En este marco de digitalización destaca el reciente anuncio de Facebook de crear su propia criptomoneda, denominada Libra. Esta divisa virtual está concebida para utilizarse en la cartera digital de la empresa, y será compatible con WhatsApp y Messenger, permitiendo la compra de bienes en línea, y también con posibilidad de convertirse en dinero físico en otras monedas. 

Aunque no es el primer intento de elaborar criptodivisas de este tipo, sí es el de mayor envergadura, ya que cuenta con el respaldo de más de 30 titanes de servicios multinacionales como Paypal, Spotify, Visa y Mastercard. Legisladores y bancos alrededor del mundo ya sintieron el golpe y señalaron el riesgo que implicaría en el ámbito financiero.

La noticia ha suscitado una serie de debates en la opinión pública y en distintos Gobiernos. Se especula sobre las posibles aplicaciones de estas tecnologías para actividades delictivas, calificándolas de kamikazes. Asimismo, se habla de su eventual uso en mercados ocultos de la deepweb y en el lavado de dinero, ubicando a las criptomonedas en escenarios desfavorables.

En contraste, en los discursos no son muy sonadas las aportaciones positivas de las monedas digitales. Se hace escasa referencia a blockchain -tecnología que permite la transferencia de criptomonedas de forma segura, en virtud de estar integrada por bloques de información prácticamente impenetrables-, cuyo uso ya es habitual en instituciones tributarias como el SAT. 

En el caso de la moneda bitcoin -empleada por la Cruz Roja Internacional y agencias de la ONU como UNICEF y ACNUR para enviar ayuda humanitaria- hay exigua mención sobre su infinita posibilidad de reducir los costos tradicionales de servicios bancarios y de brindar protección a los destinarios.

Son muchos los ejemplos alrededor del planeta que ilustran lo que estas tecnologías exponenciales nos ofrecen, tales como la digitalización libre de efectivo de los sistemas de pago en China e India mediante lectores de QR, o la ampliación e integración de carteras digitales como Samsung Pay, Apple Pay y Mercado Pago. A la vez, han surgido otras plataformas a base de efectivo como el servicio de cajero a domicilio Rappi cash o la posibilidad de pagar productos en línea con Amazon cash.

Sin embargo, para asegurar la estabilidad de las monedas digitales se necesita el reconocimiento de los distintos Estados, lo que incrementaría su credibilidad. En China, después de una década de empleo oficial de monederos como wechat, respaldados por el Gobierno, aumentó la confianza de los usuarios y entonces se reguló su uso. En cuanto a México, resalta que somos de los pocos países que aprobaron, desde 2018, una ley Fintech. 

Esta norma regula la operatividad y organización de las empresas tecnológicas, además de que establece principios éticos para el uso de criptomonedas y recaudación de fondos colectivos o crowdfunding, así como para protección básica de los consumidores. No obstante, todavía es largo el camino por andar, el manejo de la tecnología financiera para compras en línea y aplicaciones bancarias de pago aún no se ha difundido lo suficiente, a pesar del pujante negocio que representa para las empresas startup y la consiguiente creación de empleos.

Casi en paralelo al anuncio de Libra, el gerente general del Banco de Pagos Internacionales, Agustín Carstens, llamó la atención de la comunidad mundial sobre la inminente transición en el mercado, sugiriendo que los bancos centrales tendrán que empezar a producir divisas digitales para acoplarse al cambio acelerado que está sucediendo. Algunos países ya emitieron sus propias criptomonedas. Por ejemplo, desde 2018 Venezuela creó la moneda Petro -con sus reservas de petróleo- e Irán lanzó la moneda Paymon, respaldada por sus reservas de oro. Por su parte, Corea del Norte, Rusia y Suecia han experimentado con iniciativas similares.

Una evolución así no será sencilla, pero cualquier paso en esta dirección significaría un avance enorme para nuestro país y el mundo entero. Problemas cotidianos como los billetes rotos o falsos, los asaltos en cajeros por manejo de dinero en efectivo, o delitos de mayor talla, como la evasión fiscal y otras infracciones financieras, serían menos frecuentes. Un caso reconocido es el de Estonia, cuyo compromiso con la transparencia, la instrumentación de un gobierno electrónico y la simplificación de servicios en ciudades inteligentes está basado en blockchain e IA para beneficiar a sus ciudadanos.

En México, la integración a mediano plazo de más personas, en particular de mujeres y jóvenes, al mercado formal y a la banca es de alta prioridad. En los objetivos de desarrollo sostenible de la Agenda 2030, la inclusión social y financiera de toda la población es primordial. Programas como China Campus Network otorgan becas para desarrollar habilidades digitales, entre otras, a fin de integrar una fuerza laboral más preparada para un futuro competitivo. Conforme progresen las tecnologías y evolucionen los mercados, los jóvenes necesitarán estar mejor capacitados. Educación en materia de disciplina y responsabilidad financiera, así como en el uso de sistemas de tecnología básica serán indispensables.

La adaptación de monederos electrónicos y otros métodos de pago digitales para la protección de los mexicanos en el exterior también podrían ser útiles en la construcción de nuevos mercados donde el efectivo es actualmente el único medio de pago. Su empleo significa reducir costos de envío de remesas y generar nuevos programas a favor de la inclusión y educación financiera. Como en cualquier innovación es esencial analizar los retos y las oportunidades que surgen con su instrumentación.

Finalmente, en el contexto es urgente establecer un punto de convergencia donde estas tecnologías avancen, pero también puedan ser reguladas en cuanto a sus eventuales implicaciones éticas, sociales y de ciberseguridad. Por años, las bitcoins han servido más como instrumentos de especulación que como monedas sólidas, aunque a la vez se dice que Libra contará con estabilidad en su valor, no obstante que su administración sea privada. Estrategias como la de J.P Morgan/Chase: Mobile first, digital everything fomentan el ascenso de la nueva era. Para alcanzar el desarrollo que la actual Administración está buscando, México debe ser un país pionero en la adopción de estas tecnologías con las ventajas y riesgos que conllevan.

*Rodrigo Mora Luna es analista en temas tecnológicos y financieros

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