En el Festival de Cine de Cannes de mayo, Pedro Pascal lució una túnica de punto sin mangas, pantalones anchos y zapatos de punta plateada, todo en negro. El conjunto era refinado pero a la vez vanguardista, y sus líneas limpias le otorgaban al actor de Eddington una silueta elegante y de cierta manera femenina que generó excelentes críticas en los foros de moda masculina.
¿La diseñadora responsable del look? Veronica Leoni, quien saltó a la fama el año pasado, al ser nombrada directora creativa de Calvin Klein, una marca que genera ingresos por 3 mil 860 millones de dólares (mdd) y que, casi seis décadas después de su fundación, sigue teniendo un papel destacado en la cultura popular.
Hoy en día, Calvin Klein es conocida principalmente por sus fragancias, jeans y campañas de ropa interior que aceleran el pulso, pero en su apogeo de la década de 1990 también se convirtió en un símbolo de minimalismo lujoso y sinuoso, como lo demostraba la icónica Carolyn Bessette-Kennedy, entonces publicista de la marca.
Leoni trabaja para revivir esa parte del legado de la marca, comenzando con una nueva versión de la línea de gama alta Collection, que estrenó en la Semana de la Moda de Nueva York en febrero, el primer desfile de la marca en siete años. La colección, centrada en la sastrería, era sobria y arquitectónica, ofreciendo una convincente imagen de pasarela para Calvin Klein y una sutil recalibración de la silueta de hombros anchos y caderas estrechas que últimamente se ha consolidado en París (la versión de Leoni venía con mangas cortas o alargadas, y sin hombreras).
También marcó el regreso del fundador de la marca, de 82 años de edad, quien hizo una aparición poco habitual, junto con su exesposa Kelly. Era la primera vez que Klein asistía a un desfile de su marca homónima desde que vendió la compañía hace más de dos décadas, y es de lo que Leoni, antigua integrante de Celine de Phoebe Philo, y The Row, dice estar más orgullosa desde que se unió a la compañía.
“No nos reunimos hasta el día previo al desfile y la confianza que depositó en mí y en el proyecto fue extremadamente generosa y conmovedora”, dice en una entrevista en video desde su taller en Roma. Su objetivo con el debut, explicó, era “retomar lo que Calvin dejó” cuando se jubiló en 2003.
Es algo habitual que los diseñadores de las grandes casas recurran en gran medida a los archivos de la firma, que suelen ser su factor diferencial. Y aunque un traje de falda gris sin cuello parecía haber sido diseñado por Klein alrededor de 1991, salvo por unas bailarinas, Leoni evitó las reproducciones para la primera colección. “No quería ser nostálgica”, afirma. “No quería copiar el estampado de una chamarra porque me gustara; las proporciones, los colores y las telas debían ser contemporáneos; necesitaba ser fiel a mí misma en ese sentido”.
Si bien Leoni tuvo un comienzo prometedor, persisten retos más amplios. La facturación de Calvin Klein disminuyó desde que Stefan Larsson, director ejecutivo de la matriz PVH Corp, presentó un plan de cambio de rumbo en 2022. La marca cedió participación de mercado a marcas emergentes de ropa interior y a rivales de la gran distribución como Ralph Lauren, según John Kernan, director general de TD Cowen. Las acciones de PVH, propietaria también de Tommy Hilfiger, registran una caída de una cuarta parte en los últimos 12 meses.
Con el relanzamiento de The Collection, Larsson espera “desarrollar la marca hasta su máximo potencial”, dice en una entrevista en video desde Nueva York. Su función es “crear un halo” que impulse las categorías principales de la marca –ropa interior, fragancias, jeans– e impulse la visibilidad de Calvin Klein en la alfombra roja. “Calvin Klein debería contribuir a la creación del futuro de la moda estadounidense”, dice. “Eso es lo que hizo Calvin y lo que debería hacer. Y por eso me emocioné tanto cuando conocimos a Verónica”.
Leoni, de 42 años, nació y creció en un barrio ahora gentrificado a las afueras de Roma, donde sus padres manejaban un bar. Vestida con su habitual negro y una mecha de tejón en el pelo corto, dice que “siempre supe que la moda sería mi trabajo y mi futuro”, pero en lugar de estudiar diseño, estudió Literatura Inglesa en la universidad. Esto le proporcionó una comprensión de la narrativa que sigue influyendo en su forma de trabajar: una colección “se trata más de construir una visión cinematográfica…no solo una serie de imágenes”, dice.
Fue después de la universidad cuando se tomó en serio el “aprender el oficio”, y después de aceptar un puesto de nivel inicial en una pequeña empresa de moda italiana, donde se centró en tejidos, conoció a Jil Sander, cuya impecable moda minimalista la convirtió en una figura conocida una década antes. “Buscaba un jefe de diseño para prendas de punto”, recuerda Leoni, quien firmó su contrato con la diseñadora el día que se conocieron. “Pero habría aceptado cualquier trabajo con la señora Sander”.
él dice“He tenido mucha suerte.
He visto liderazgo femenino en los niveles más altos”
Sander sigue siendo una influencia perdurable. “Era una auténtica maestra de otra época”, dice Leoni. “Antes de que la mercadotecnia se descontrolara. (su empresa) se basaba en diseñar la mejor ropa, el mejor diseño, la forma más cuidada… para un cliente que volvería a ella. Era un enfoque de la moda realmente humano”.
Sander fue la primera de las cuatro mujeres diseñadoras para las que Leoni llegaría a trabajar. En Celine, Leoni dirigió las precolecciones y posteriormente fue consultora de moda femenina y masculina para Mary-Kate y Ashley Olsen de The Row. “He tenido mucha suerte. He visto liderazgo femenino en los niveles más altos”, dice. “Todas son muy diferentes entre sí, pero ninguna de las cuatro actuó jamás como una mujer con poder que fingiera ser un hombre”.
Las directoras creativas son una especie poco común, Leoni es una de las cuatro, de 17, nombradas para el puesto en una importante marca desde mediados de 2024. “Me entristece”, dice. “Debería haber más mujeres. Lo tengo muy presente y trato de destacar a las mujeres que me acompañan”.
Desde que dejó Celine a finales de 2017, Leoni se estableció en Roma, trabajando en una “diminuta oficina” donde dirigió el diseño de ropa femenina para Moncler. Allí también lanzó Quira, una marca minimalista y centrada en la sastrería, que Leoni describió en una ocasión a Vogue como una “perspectiva aguda sobre la feminidad con un toque especial” y que fue finalista del Premio LVMH 2023. “Fue un momento para mí para tener un poco más de control de mi vida privada”, dice sobre el cambio. “Mi esposa está aquí desde siempre. Nunca planeó mudarse a otro lugar”.
Desde que asumió el cargo en Calvin Klein el año pasado, Leoni divide su tiempo entre Roma y Nueva York, una división que le resulta práctica para su vida personal y estratégica para la empresa. “Si algo hemos aprendido, es que un buen producto surge cuando la conexión con las fábricas es muy estrecha”.
Su equipo también está dividido geográficamente, con algunos diseñadores en Italia y otros en el “taller interno” de Calvin Klein en Nueva York, de los cuales, algunos están allí desde la época de Klein. Los describe como “maestros del flou” (prendas fluidas) y del “vestido de tirantes finos super delgados”, uno de los sellos distintivos de Klein. “Son capaces de hacer el ribete más fino y coser por dentro con una puntada invisible por fuera...lo que aporta un vocabulario de acabado muy Calvin”.
También está adoptando el enfoque estadunidense en la sastrería: “Eso es lo que logramos en esa primera colección, una silueta definida que no conlleva el peso de la lona en los hombros. No hay nadie como los estadounidenses para eso”.
Leoni pronto va a finalizar la próxima colección que presentará en la Semana de la Moda de Nueva York en septiembre, asignando colores y telas a diseños que el abrasador verano romano la inspiró a “mantener ligeros”. Insinúa que se va a incorporar a la colección más ropa interior y mezclilla para “conectar (más) la pasarela con los productos por los que se conoce a Calvin Klein”.
Esto se vincula con sus ambiciones más amplias para la The Collection y su propio papel en la compañía. “El ‘efecto halo’ es parte de eso”, dice. “No quiero hacer pasarela solo por imagen. Quiero que la ropa impacte en la calle y tenga una clientela”.
KRC