Negocios

Tesla, en la mira de Pekín ante riesgos de espionaje

La firma de Elon Musk puede convertirse en el saco de boxeo del gobierno chino por el sistema de piloto automático

Los conductores de Tesla suelen venir por el hardware y quedarse por el software. En palabras de un aficionado, los potentes y elegantes coches de la firma hacen que los vehículos eléctricos pasen de ser una verdura que te tienes que comer a un postre que deseas, pero también están repletos de programas inteligentes (y tontos) que aportan funcionalidad y diversión.

Su sistema de piloto automático, que se utiliza para estacionar y el control de velocidad automático y que algún día permitirá una conducción totalmente autónoma, cuenta con ocho cámaras, 12 sensores ultrasónicos y un radar alimentado por una computadora a bordo con una red neural patentada. Los últimos modelos de Tesla ofrecen incluso un “modo de prueba de emisiones” actualizado que puede gastar una “broma gaseosa” a cualquiera que esté en tu coche. Sus ruidos de pedos, bautizados en broma con el nombre de otros intereses corporativos del director ejecutivo Elon Musk, incluyen: un Falcon Heavy, un Neurastink y un Boring Fart.

Pero no a todo el mundo le parece divertido el software de Tesla. Las autoridades chinas acaban de prohibir el uso de sus autos en Beidaihe, el centro turístico costero donde la cúpula del Partido Comunista celebra un hermético cónclave de verano. Hasta ahora, los coches estaban restringidos en los alrededores de los complejos militares y de viviendas, y se les impidió entrar en Chengdu durante la visita del mes pasado del presidente chino Xi Jinping. También se dijo a los militares de alto rango y a los funcionarios de importantes empresas estatales que dejen de conducirlos para ir al trabajo.

El temor parece ser que los coches Tesla, repletos de cámaras y sensores, son perfectos espías sobre ruedas. Informes recientes sugieren que los funcionarios de seguridad chinos están preocupados en especial por la cámara del coche que monitorea al conductor. También les preocupa la filtración de datos de los teléfonos móviles sincronizados. Como es habitual en nuestro mundo moderno, los coches pasaron de ser simples productos de consumo a complejos riesgos para la privacidad y la seguridad nacional.

Tesla se ha esforzado por disipar estas preocupaciones. China es un mercado vital para la firma: su gigafactory de Shanghái fabricó cerca de la mitad de los 936 mil vehículos que la empresa entregó el año pasado. La compañía afirma que su política de protección de la privacidad cumple con la legislación china. La empresa también insiste en que no exporta fuera del país ningún dato recopilado de sus coches en China. En marzo, Musk dijo en el Foro de Desarrollo de China que “se cerrará a Tesla en todas partes” si utilizaba la tecnología de sus coches para espiar.

Sin embargo, el nerviosismo de los funcionarios de seguridad chinos es comprensible. Aunque Tesla respete las restricciones, eso no significa que otros no puedan hackear sus sistemas, por difícil que sea. La renuencia de los chinos se ha incrementado por el reciente robo de una base de datos de la policía de Shanghái que puede exponer los datos de más de mil millones de personas.

Los funcionarios chinos también se volvieron cada vez más recelosos por el papel de Elon Musk en darle a Ucrania acceso a los satélites Starlink operados por su empresa SpaceX durante la invasión rusa y sus vínculos con el complejo militar-industrial estadunidense. Al igual que la compañía china de equipos de telecomunicaciones Huawei ha sido blanco de los funcionarios de seguridad occidentales, Tesla corre el riesgo de convertirse en el saco de boxeo de sus homólogos chinos.

Del dilema de Tesla en China pueden extraerse dos lecciones más amplias. En primer lugar, las vulnerabilidades del software pueden representar un riesgo existencial para cualquier compañía automotriz que no garantice la seguridad de los conductores y proteja sus datos.

En segundo lugar, en un mundo cada vez más alimentado por los datos, no existe una empresa apolítica. Hasta la fecha, Musk ha jugado un juego astuto en China alabando los logros económicos del país, respetando sus leyes y manteniéndose al margen de la política.

Financial Times


Google news logo
Síguenos en
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
@The Financial Times Limited 2025. Todos los derechos reservados . La traducción de este texto es responsabilidad de Notivox Diario.

Más notas en: https://www.ft.com