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Los aranceles a México “salvarán” a la industria jitomatera de Florida

El presidente estadunidense impuso una cuota de 17% a las exportaciones de su socio comercial para salvaguardar al cada vez menor número de agricultores locales

En la década de 1990 los campos de tomates cubrían más de 60 mil acres (alrededor de 24 mil 281 hectáreas) de Florida, con cientos de granjas familiares activas que producían el fruto. En la actualidad, menos de la mitad de esa tierra está cultivada y los agricultores culpan a un solo país: México.

En julio el presidente Donald Trump se puso del lado de los granjeros de Florida, imponiendo un arancel antidumping de 17 por ciento a los jitomates mexicanos y acusando a los productores de vender a un precio inferior al costo de producción. Los agricultores estadunidenses consideran el gravámen, que entró en vigor en julio y es independiente de las negociaciones de aranceles comerciales más amplias, como un salvavidas para su industria en declive.

“Fue impactante ver a la administración Trump dispuesta a pararse y luchar y darnos lo que creíamos que nos correspondía”, dijo Bob Spencer, presidente de West Coast Tomato en Florida. “Es una alegría, pero con un toque de tristeza, pensar en los que no han podido sobrevivir”.

Florida puede ampliar ligeramente la producción, “pero no será un aumento significativo para volver al lugar donde estábamos”, agregó.

México ahora suministra más de 60 por ciento de los jitomates frescos que se consumen en Estados Unidos, un claro ejemplo de cómo el país logró ganar participación de mercado en todos los sectores para convertirse en el principal socio comercial de EU desde que entró en vigor el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en 1994.

Esto también lo convirtió en un blanco prioritario para Trump desde su primera campaña presidencial. El gravámen forma parte de una avalancha de acusaciones de violaciones comerciales que lanzó contra México, junto con una mayor presión sobre la seguridad y la migración.

El impuesto, que utiliza un instrumento legal diferente a los aranceles regulares, es el primer gravamen comercial de Trump que afecta de manera directa a un alimento básico fresco. Para México, la mayoría de los demás están libres de aranceles en virtud de una excepción al pacto actualizado entre EU, México y Canadá (T-MEC).

“Es una prueba más de que el gobierno de Donald Trump es profundamente proteccionista y tratará de poner obstáculos”, declaró Juan Carlos Baker, ex subsecretario de Economía de México e investigador de la Universidad Panamericana. “Hay movimientos políticos, como en este caso en Florida, que son más importantes que el comercio”.

Productores mexicanos superan granjas de EU

Los agricultores mexicanos niegan vender por debajo de sus costos y cuentan una historia diferente a la de sus contrapartes de EU. Afirman que, con el tiempo, simplemente superaron a las tradicionales granjas estadunidenses, realizando enormes inversiones para producir mejores productos con menores costos de mano de obra y mejor clima.

“En Florida siguen haciendo lo que han hecho toda su vida”, indicó Germán Gándara, presidente de la Asociación Mexicana de Horticultura Protegida. “En México evolucionamos en tecnología, variedades, calidad, sabores, colores… francamente, nos volvimos mejores”.

Gándara, director ejecutivo de Ganfer Greenhouses, uno de los mayores productores de jitomate de México, señaló que el gravámen ya está afectando al sector, ya que los productores tratan de ajustar la producción y los contratos, y acordar precios más altos con los clientes.

Hasta el momento todavía no se producen despidos masivos y los agricultores mexicanos esperan un acuerdo después de que ambos países lograron una extensión de 90 días a los aranceles más amplios. Sin embargo, si se mantiene, el gravámen afectará a la industria de más de 7 mil millones de dólares que emplea a medio millón de personas en México.

“Todos están muy preocupados en ambos lados de la frontera”, dijo Gándara. “Si esta cadena de suministro se rompe… el desempleo no caerá nada bien para ninguno de los dos lados”.

La disputa por el tomate comenzó poco después de la entrada en vigor del TLCAN, ante el rápido aumento de las importaciones mexicanas. Después de las quejas de los agricultores de EU, un acuerdo de 1996 suspendió una investigación antidumping estadunidense y estableció un precio mínimo.

Este acuerdo se ha renovado y revisado cuatro veces, pero los productores de Florida nunca quedaron satisfechos. La administración Trump se retiró del último acuerdo a mediados de julio, lo que activó el gravámen de 17 por ciento con efecto inmediato.

La presidenta de México, Claudia Sheinbaum, dijo que su gobierno apoyará a la industria del tomate, pero está implementando los mayores recortes de presupuesto en décadas, con poco margen para el respaldo financiero directo. Las conversaciones entre EU y México continúan, pero abarcan una amplia gama de temas, y los productores se preparan para la posibilidad de que los gravámenes se mantengan vigentes durante un tiempo.

“Realmente no hay conversaciones en curso en este momento”, dijo Robert Guenther, vicepresidente ejecutivo de la Florida Tomato Exchange. “Creo que todos están simplemente sentados aquí, analizando cómo va a funcionar esto”.

Algunos pequeños agricultores en México ya tenían dificultades para exportar, ya que no pueden realizar el depósito en efectivo ni la fianza necesarios para cubrir los aranceles, afirmó Gándara.

Esto también agrava los retos existentes derivados de la guerra de cárteles en Sinaloa, el estado con mayor producción de tomate de México, donde la identidad local está tan arraigada en el sector que el equipo de béisbol de su capital se llama “Los Tomateros”.

Sin embargo, EU no tiene sustituto para los tomates mexicanos a corto plazo, sobre todo en invierno. El centro del debate sobre las medidas comerciales de Trump es quién asumirá el costo.

¿Habrá aumento de precio?

Todavía no se publican los datos de precios correspondientes al periodo posterior a la imposición de los nuevos gravámenes. Los productores estadunidenses dicen que los precios a nivel de granja pueden subir, lo que reduciría las utilidades de los minoristas y distribuidores, pero no necesariamente afectará al ciudadano estadunidense de a pie. Sin embargo, el Consejo Nacional Agropecuario (CNA) de México indicó que el consumidor pagará, pronosticando un alza de 11.5 por ciento en los precios.

Gándara agregó que si las empresas estadunidenses quieren producir más se requerirán grandes inversiones en terrenos y tecnología costosos, lo que inevitablemente resultará en precios más altos.

“Trump podría tener razón en muchos lugares donde está imponiendo aranceles… pero hay otros donde no tiene tanto sentido”, dijo. “Nuestra producción es complementaria a la de Estados Unidos”.


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@The Financial Times Limited 2025. Todos los derechos reservados . La traducción de este texto es responsabilidad de Notivox Diario.

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