En punto de las 10:00 horas, se abrieron las puertas del nuevo Embraer 195-E2 de Mexicana, para dar paso a un momento histórico: el primer vuelo comercial de la aerolínea del Estado mexicano.
¡Así despegó!
La aeronave, con capacidad superior a 130 pasajeros, se preparaba para despegar del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), con destino a Tulum, Quintana Roo, en un trayecto que duraría casi dos horas.
Desde antes del abordaje se percibía un ambiente distinto al de un vuelo ordinario, pasajeros con sonrisas expectantes, celulares listos para documentar cada detalle y un personal de tierra orgulloso de la ocasión.
Al ingresar a la cabina, el aroma a nuevo y la modernidad de la aeronave reforzaban la sensación de estar viviendo un estreno. No era sólo un traslado: era un hito para la aerolínea que poco a poco reconstruye su legado.
El ambiente dentro del avión fue de auténtica fiesta. Aplausos, conversaciones entusiastas y un aire de comunidad entre desconocidos unidos por el mismo motivo: ser parte del primer vuelo.
Mexicana supo capitalizar esa emoción y preparó sorpresas que transformaron el trayecto en una experiencia distinta.
Durante el vuelo, la tripulación organizó dinámicas y rifas en la que regalaron accesos al parque Xel Há, de Grupo Xcaret; y también la renta de vehículos, un incentivo perfecto para aquellos pasajeros que decidieron quedarse en el Caribe mexicano a vacacionar.

“Arco de agua”
El momento del despegue fue particularmente emotivo. Tras rodar hacia la pista, la aeronave fue recibida por el tradicional “arco de agua”, cortesía de dos motobombas apostadas en el AIFA, un ritual aeronáutico que simboliza la inauguración de nuevas rutas o la llegada de un avión a la flota.
Mientras los chorros de agua enmarcaban al Embraer, los pasajeros celebraban con aplausos y con la primera de las copas de champán que la aerolínea ofreció como parte del festejo.
Ya en vuelo, la emoción se mantenía. Algunos pasajeros compartían recuerdos de haber volado en la antigua Mexicana y valoraban el simbolismo de viajar ahora en su renacimiento; otros simplemente disfrutaban la experiencia inédita de ser parte del primer embarque.
El paisaje aéreo, entre nubes y selva, fue el telón de fondo de un viaje que combinó nostalgia, celebración y modernidad.
Minutos antes de las 12:00 horas —local de Quintana Roo— el Embraer comenzó su descenso hacia el Aeropuerto Internacional de Tulum.
La expectativa creció dentro de la cabina y, al tocar tierra, un nuevo aplauso colectivo estalló en señal de triunfo.
La experiencia dejaba claro que Mexicana no busca únicamente trasladar pasajeros, sino ofrecerles un motivo para recordar.
Estreno del Embraer 195-E2 rumbo a Tulum
El estreno del Embraer 195-E2 rumbo a Tulum simbolizó mucho más que un nuevo trayecto.
Representó la consolidación de un regreso esperado, el esfuerzo por recuperar la confianza de los viajeros y la voluntad de competir con una propuesta fresca.
En este primer vuelo, la aerolínea logró algo más importante que era llevar a sus pasajeros de un punto a otro: los hizo sentir parte de una celebración nacional en el aire.

KL