Bajo presión de Donald Trump, el gobernador de Texas, Greg Abbott, detonó una guerra nuclear política cuando acató la orden presidencial de modificar el mapa electoral del estado, y darles a los republicanos cinco escaños adicionales en el Capitolio federal, para suavizar lo que analistas proyectan como un descalabro político mayor en las elecciones intermedias de 2026.
“Tenemos la oportunidad de ganar cinco escaños en Texas. Tenemos un gobernador excelente y gente de calidad en Texas. Y gané en Texas”, declaró Trump al programa Squawk Box de CNBC. “Obtuve la mayor cantidad de votos en la historia de Texas, como probablemente saben, y tenemos derecho a cinco escaños más”.
La estrategia de la Casa Blanca encendió la mecha de una guerra de trincheras con los gobernadores demócratas de California, Nueva York e Illinois, quienes ya despliegan sus batallones legislativos para lanzar contraofensivas en sus territorios y neutralizar lo que consideran un asalto frontal del presidente y sus tropas texanas para manipular el voto el próximo año.
Tradicionalmente el partido en el poder pierde escaños en las elecciones intermedias. Trump perdió 40 escaños en los comicios de 2018. Con su popularidad a la baja entre votantes independientes por su política comercial y migratoria, su acción en Texas es vista como un ejercicio de inoculación política para minimizar un desenlace catastrófico que le impida aterrizar su agenda en la segunda mitad de su nuevo mandato ante lo que podría ser una Cámara de Representante hostil ante una mayor fuerza demócrata.
Amenaza de Abbott
En acatamiento de la instrucción presidencial, Abbott convocó a una sesión especial de la Cámara de Representantes de Texas, integrada por 88 legisladores republicanos y 62 demócratas, con el propósito de aprobar el cambio del mapa electoral a tiempo para los comicios de 2026. Para sesionar se requiere un quórum de 100 representantes, o dos terceras partes del órgano legislativo, de un total de 150.
Estratégicamente, más de medio centenar de representantes demócratas abandonó el estado para impedir el quórum. La mayoría de ellos fue acogida en Chicago por el gobernador demócrata de Illinois, JB Pritzker.
“Los republicanos nos van a acusar de todo para ocultar lo que está pasando. Están intentando hacer trampa en las elecciones intermedias de 2026 manipulando los mapas del Congreso para predeterminar el resultado a favor de ellos”, denunció una de las legisladoras estatales rebeldes, la mexicana americana Gina Hinojosa.
Abbott reaccionó gestionando órdenes de arresto y multas de 500 dólares por cada día de inasistencia a la sesión. Además amenazó con convocar a cuantas sesiones especiales sean necesarias hasta aprobar los escaños
“O encontramos a estos demócratas desaparecidos en el transcurso de esta semana y votaremos sobre todos estos asuntos muy importantes, o al final de esta semana, se dará por concluida esta sesión especial de 30 días, y en el nanosegundo después de que eso suceda, voy a convocar a otra sesión especial, y nos vamos a asegurar de que cualquier demócrata que aparezca en el estado de Texas sea detenido por el Departamento de Seguridad Pública y llevado al Capitolio y retenido allí para asegurarnos de que podamos cumplir con el quórum”. amenazó a Abbot esta semana.
La contraofensiva demócrata
Pero la respuesta de los gobernadores demócratas fue inmediata. Gavin Newsom de California, Kathy Hochul de Nueva York, y Pritzker, de Illinois, activaron los procesos legales para modificar los mapas electorales de sus respectivos estados para nulificar cualquier ventaja resultante de las acciones de Texas.
Newson convocó a un referéndum para el 4 de noviembre con el propósito de reconfigurar el mapa electoral del estado más poblado de Estados Unidos.
“La propuesta que estamos empujando en la legislatura solo se activará si en Texas avanzan hacia el desmantelamiento de los protocolos bien establecidos, el estado de California avanzaría en una lucha similar. Así es, combatiendo fuego con fuego”, amagó.
En Nueva York, la gobernadora Hochul dejó en claro que de ninguna manera se quedará de brazos cruzados. La demócrata le envió un mensaje a Abbott: “Esto no es el ‘Wild West’ (“salvaje oeste”), aquí en Nueva York no nos quedaremos al margen con los tímidos que no se preocupan y que no se entregarán en cuerpo y alma a esta batalla. Esto es una guerra. Estamos en guerra”.
Por su parte, el gobernador Pritzker sostuvo que no permitirá que las fuerzas federales arresten a los legisladores texanos que se alojan en el estado y denunció la estrategia de Trump.
"[Los republicanos] saben que van a perder el Congreso en 2026 y por eso intentan robar escaños. Y eso es a lo que se oponen estos demócratas texanos. Y no lo olviden: el mapa que elaboraron viola la Ley de Derecho al Voto y la Constitución.
El gerrymandering
A la manipulación de los mapas electorales se le conoce con el término gerrymandering, bautizado así en honor del político Elbridge Gerry que inauguró esa práctica para las elecciones de 1811 y la palabra salamander (salamandra en inglés).
Con el gerrymandering se manipulan los límites de los distritos electorales con el fin de beneficiar a un partido o grupo específico, dibujando las fronteras de manera estratégica para concentrar o dispersar el voto de determinados sectores de la población.
Aunque la delimitación de distritos es un proceso necesario en las democracias representativas con base en el resultado del Censo, el gerrymandering distorsiona la representación política y puede reducir la competitividad electoral, debilitando así el principio de “un voto, un valor”, según expertos.
Existen dos técnicas principales: packing y cracking.
El packing consiste en agrupar a la mayor cantidad posible de votantes de la oposición en pocos distritos, concentrando su influencia y reduciendo su impacto en otras zonas. El cracking, en cambio, divide a los votantes opositores en varios distritos para diluir su fuerza y evitar que logren mayoría en ellos.
Pero los esfuerzos de redistribución de distritos en Texas en 2024 son diferentes a los anteriores principalmente porque se trata de un esfuerzo de mitad de década destinado a aumentar la ventaja de un partido político, en lugar del proceso decenal que sigue al Censo.
LG