El Puente de Brooklyn representa parte de la identidad de Nueva York, no sólo por la aportación arquitectónica que brinda porque también tiene una historia que lo vuelve único.
Ésta estructura ha formado parte de la historia de dicha zona y por años se ha retratado en fotografías, anécdotas, literatura e incluso películas que lo han vuelto un emblemático punto de visita obligada para turistas.
Historia del Puente de Brooklyn en Nueva York
Y es que los paseos de Brooklyn hacia Manhattan son un deleite para apreciar el atardecer, pues su privilegiada posición permite observar la caída del sol en un panorama mezclado entre aguas y el caos de la propia ciudad que se ilumine con fuerza noche tras noche con llamativas luces.
John August Roebling es el autor de dicho proyecto, el cual aprobaron para el 1867 e inició construcciones, aunque la mente detrás de la genialidad arquitectónica no logró llegar a verlo terminado como a sus famosas Cataratas del Niagara.
Y es que falleció tras haber sido víctima de una inesperada caída que derivó en un golpe, el cual le costó la vida; de manera que para 1869 dejó a cargo del proyecto a su hijo
Washington Roebling, quien también vivió problemas de salud al ser diagnosticado con la 'enfermedad de los caissons' luego de las arduas jornadas bajo el agua y terminó parcialmente paralizado.
Muchos creían que el puente simplemente quedaría estancado ante la imposibilidad de Roebling para seguir con ello, pero lo cierto es que ocurrió al inesperado y aquí es donde entra la icónica mujer que lo concluyó.
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Emily Warren, la mujer detrás del Puente de Brooklyn
Se trata de su esposa Emily Warren Roebling, quien tomó las riendas del puente y se propuso terminar lo que su suegro y esposo no consiguieron, pues aunque no tenía realmente una preparación en el tema se comprometió con esto.
Fue Warren quien dedicó su tiempo en darle dirección al proyecto y ser quien llevara la batuta con el consejo de su esposo, así como la ayuda de los obreros que colaboraron en la construcción del puente. Además comenzó a estudiar ingeniería para poder supervisar cada día de obra.
Ella fue la figura que concluyó el Puente de Brooklyn, el cual quedó 'a medias' por la muerte de su suegro y la enfermedad de su esposo; el 24 de mayo de 1883 por fin inauguraron ésta pieza de la arquitectura.
Éste puente tiene aproximadamente 2 kilómetros de longitud, los cuales son sostenidos por torres de corriente neogótica y estuvo considerada como la estructura más alta de Occidente por mucho tiempo, lo cual le dio el título de la octava maravilla en el mundo y verdadera revelación de ingeniería en el siglo XIX.
KVS
