Las altas temperaturas en Europa son cada año más sofocantes. Según la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) de España, tan sólo en junio se vivió la ola de calor más intensa en los últimos 50 años.
En Portugal, los termómetros marcaron 46.6 grados centígrados el día 29 en la ciudad de Mora, la más afectada a nivel europeo seguida de Huelva en España. La ciudad andaluza registró 46 grados a la sombra el día 28, la temperatura más alta del mes, un punto y medio más baja que la histórica cifra de 47.6 grados, documentada en agosto del 2021 en Las Ramblas de Córdoba.
Y ahora, en agosto de este año, regresó con fuerza ese latigazo de calor.
“Cada vez serán más frecuentes los eventos de ola de calor, los de sequía y los de lluvias torrenciales. Es un mix al que no estamos acostumbrados”, dice Blanca Arellano, investigadora del Centro de Política de Suelo y Valoraciones (CPSV) de la Universidad Politécnica de Cataluña (UPC).
Según el Servicio de Cambio Climático de Copernicus (C3S), julio registró 25 por ciento más de precipitaciones extremas en Europa Central respecto al promedio, con inundaciones graves en Francia, Italia y España, sobre todo la región de Cataluña donde el servicio meteorológico Aemet promedió que cayeron diez centímetros de lluvia por hora en Barcelona.
Paradójicamente, el mismo informe señala que agosto comenzó con temperaturas 3°C por encima de lo normal en el Mediterráneo, avivando incendios como el de Francia, donde arden más de 17 mil hectáreas, el más importante de la región desde 1949.
“En el caso del Mediterráneo, siempre hablamos de cambio climático, de no llegar o superar los 1.5 grados con respecto a los niveles preindustriales (es decir, a las condiciones climáticas que existían antes de la Revolución Industrial). Respecto al caso específico de Barcelona, se superó este año", expuso la investigadora.
"Por ejemplo, hemos estudiado las estaciones meteorológicas en las áreas metropolitanas y la temperatura ha aumentado más de 2.5 grados, por lo tanto, es un tema que no podemos dejar pasar”, advirtió.

Más muertes por el cambio climático
Según un estudio realizado por el Imperial College y la London School of Hygiene and Tropical Medicine, en 12 ciudades europeas con una población total de más de 30 millones de personas, se estimó que entre el 23 de junio y el 2 de julio pasados se produjeron 2 mil 305 muertes más que las esperadas, de las cuales 65 por ciento fueron debido a las altas temperaturas atribuidas al cambio climático inducido por el ser humano.
Es decir, que el número de fallecidos por esta causa se ha triplicado, en un cálculo aproximado.
Milán fue la ciudad con más muertes por el cambio climático con 317 fallecidos, seguida por Barcelona con 286, París con 235 y Londres contabilizó 171.
“En Barcelona, por ejemplo, hemos tenido más de 15 noches tórridas, que son aquellas en las que la temperatura mínima es mayor a 25 grados. No podemos descansar, no podemos dormir a tan altas temperaturas", declaró Arellano.
"Yo creo que lo relevante de esta ola de calor es el mes en el que se produjo. Hemos tenido olas de calor muy importantes en julio y agosto, pero no tan a principios de junio. Cada vez hay más eventos de olas de calor, duran más y cada vez más pronto”, explicó.
La también profesora de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona manifestó que el clima está cambiando en el mundo y no es a largo plazo, sino a mediano.
“Desde el Centro hemos hecho un estudio con una previsión de cómo cambiaría esta clasificación climática en la península y vemos claramente que gran parte de España pasaría a clima estepario —con menos lluvias y temperaturas más altas—, ya no de un Mediterráneo”.
Además mencionó que “todos los modelos nos dicen que estamos acercándonos a un cambio de clima, a estar en otra clasificación en pocos años si no hacemos nada para cambiar, para mitigar emociones y adaptar nuestras ciudades.”
¿Cómo mitigar el cambio climático?
La experta explica que para mitigar los efectos del calentamiento global se deben utilizar menos emisiones, y por lo tanto:
"Cambiar el modelo en el que nos movemos, en el que producimos, en el que comemos, y adaptar nuestras ciudades con superficies permeables. Aumentar la cantidad de verde en las zonas urbanas, con mayor albedo de los materiales, tanto en la selección de los de construcción, y más especies de vegetación. Diseñar esas especies es importante para poder tener una ciudad resiliente al cambio climático".
Es decir, soluciones basadas en la naturaleza, en “sistemas urbanos de drenaje sostenible, azoteas verdes, fachadas verdes, todo esto ayuda a refrescar la ciudad” añade.
En 2015 se firmaron los Acuerdos de París sobre el cambio climático aprobados durante la COP21. El tratado internacional ponía como objetivo limitar el calentamiento global por debajo de los 2 grados Celsius, en comparación con los niveles preindustriales, con la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero y alcanzar la neutralidad de carbono lo antes posible.
Sin embargo, Blanca Arellano cree que "vamos tarde".
"Los acuerdos si bien son buenos, muchas veces no se cumplen, se retrasan en el tiempo y no podemos parar ese proceso. No son suficientes, debemos hacer más políticas, más medidas para controlar este proceso".
“Muchos gobiernos están convencidos de que debe hacerse, pero no todos; muchas veces hay agendas prioritarias que dejan el tema de la adaptación y mitigación en segundo plano, por tanto, se ha de buscar y se ha de exigir esto cuanto antes”, concluye.

Riesgos para la salud
El estudio del London School of Hygiene and Tropical Medicine considera que Madrid fue la zona que padeció las temperaturas más extremas, con 90 por ciento de muertes vinculadas al calor extremo, debido a su posición geográfica.
Tras las últimas sequías, Europa se vio envuelta en inundaciones y lluvias torrenciales seguidas de calor extremo e innumerables incendios, dejando vulnerables a los ciudadanos, sobre todo a los menores de cuatro años, a los mayores de 65 y a personas con enfermedades crónicas.
“El calor agrava las enfermedades crónicas por los medicamentos, son más susceptibles a sufrir la ola de calor. Los medicamentos no te dejan enfriarte y sufren hipertermia maligna” dice Dina Maye, médico de Urgencias Extra hospitalarias en Alcalá de Henares, Madrid.
Agosto caliente
El calor extremo volvió tras las fuertes lluvias. “Sí, lo notamos muchísimo” dice la ciudadana madrileña Cristina, quien sufre los 37 grados a la sombra que registra la capital española, en lo que se espera sea la última racha del verano.
“Cada año el calor se adelanta más, habrá que buscar medios o estar preparados porque las temperaturas seguro subirán. No solo es el calor, es como que te falta azúcar en el cuerpo, es bochornoso”, comenta.
En Barcelona el clima es distinto, aunque no menos sofocante.
“Estoy bastante agobiada por la humedad. Se siente muy fuerte al salir a la calle, además me cuesta dormir por la noche” declara Angela, argentina afincada en la Ciudad Condal y que compara lo vivido en Italia, donde residía el verano pasado.
“Hacía bastante calor, pero ahora creo que empezó a hacer calor más temprano, el año pasado tardó más en llegar”, recuerda.
Calor por todos lados
Muchos ciudadanos cambiaron su rutina diaria para evitar las altas temperaturas, como Cristina.
“Intento hacer lo más importante por la mañana, lo que tengo que hacer en la calle y en las horas punta, cobijarme en el despacho. Tomar mucha agua y mucha fruta”, dice.
Para los que hacen home office como Ángela, ir a la oficina fue la solución.
“A veces me tocaba trabajar en casa y prefería ir a la oficina por el aire acondicionado”, de esta forma se evitan los altos costos” comenta.

“Siempre que llegan estas fechas aumentan las consultas en un 30 o 40 por ciento, con síntomas por afectaciones de la ola de calor como es el cansancio, mareos, calambres y dolores de cabeza. También presentan irritabilidad”, dice la médico Dina Maye, quien explica que cada verano se reparte información a la ciudadanía sobre cómo protegerse.
La entrevistada destaca “buscar refugios climáticos cuando no se tienen medidas de enfriamiento en casa. Hidratarse aunque no tengan sed, no hacer actividad física y no exponerse al sol entre las 12:00 y las 16:00 horas”.
MD